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Por otro modelo educativo

El autor analiza en este extenso y profundo artículo algunos de los problemas y las consecuencias sociales que genera la concepción educativa imperante hoy en día. Defiende que la educación debe basarse en la sabiduría, en la inteligencia y no en el conocimiento pasado y memorizado.

Koldo SARATXAGA Presidente de «gbe-ner elkartea»

Desde el inicio de la creación de «gbe-ner elkartea», la mayoría de sus componentes sentimos una preocupación especial por la educación.

Somos conscientes de la diversidad humana: no hay dos personas iguales en la Tierra y, además, todos cambiamos de un día para otro. Qué maravilla. Junto a esta realidad biológica, la práctica muestra que la mayoría de las personas responden a formas de actuación muy estándares y repetitivas, y que existen como unas reglas de comportamiento, no escritas, en función de dónde estés en la sociedad, de dónde te sitúes en la organización piramidal en el mundo del trabajo. Aunque parece que somos personas libres y todas diferentes, actuamos como manipulados, como teledirigidos.

Ir a contracorriente, opinar lo contrario, crear formas o estilos diferentes en las relaciones sociales crea un cierto malestar en ciertos entornos de poder o control. No interesa hacer pensar, por cierto, harto difícil, no interesa que las masas se vuelvan críticas.

A las organizaciones que componemos «gbe-ner elkartea» de entrada nos une un estilo de relación empresarial diferente. Diferente tanto entre nosotras como a nivel interno entre las personas que las conforman. No se trata más que de crear un estilo organizativo basado en personas libres y responsables que trabajan en equipos, es decir, que dialogan, y con un claro enfoque a los clientes, la eficiencia y la sociedad. Sin embargo, es considerado por la mayoría de los empresarios y altos ejecutivos como casi imposible, opinan que las personas no responden.

El estilo que nos une supone un gran cambio cultural y una revolución en las relaciones laborales, ya que el proyecto se convierte en único tanto para la propiedad como para las personas que lo comparten trabajando.

Para que todo esto deje de ser algo atípico, debemos analizar el modelo educativo y comprender cuáles son las claves para lograr una sociedad más igualitaria, más comprometida, más crítica, más generosa, más dialogante, más creativa... Por supuesto que el periodo educativo primordial son los primeros años de nuestra vida, los siete, los catorce; en ello centraremos las ideas en la parte final del artículo. Pero, aguas arriba, y con el fin de visualizar adónde hemos llegado por ese mismo conducto de la educación, conviene recordar lo que a otros niveles, de forma alarmante, se ha convertido en un salvoconducto para una parte muy selecta de las personas: los MBA, los ya clásicos másteres de toda forma y fondo. Entendemos que se ha llegado a un hacer educativo cuya misión está fuera de los valores básicos que cada vez más la sociedad necesita -dejando claro que toda excepción confirma la regla-.

Se encuentran reflexiones muy interesantes, en línea con lo comentado, en la lectura de «MBAs ¿Ángeles o Demonios?» de Juanma Roca, un excelente trabajo. En la propia introducción se indica que «si quieres ser alguien en el mundo de los negocios, o pasas por una escuela de negocios o no tienes nada que hacer». También son relevantes las palabras que cita el decano de la HBS (Harvard Business School), unas de mediados del 2007, cuando valora: «Nunca un MBA ha sido tan necesario como ahora», y las otras de sólo dos años más tarde, cuando afirma: «Nunca el mundo había necesitado un liderazgo con principios». Constituye un buen mea culpa, después de ver los desastres a los que muchos de esos excelentes alumnos, con su poder y codicia, han llevado a la sociedad. Todo queda dicho entre ambas frases. La pregunta es, ¿era necesario pasar por esta situación, que sufren exponencialmente los más débiles, para saber que los valores deben impregnarlo todo, que toda responsabilidad debe estar basada en la ética?

Es llamativo este contraste del responsable actual de la universidad centenaria más prestigiosa del mundo, la que hace un siglo esculpió en su entrada «Entra para crecer en sabiduría» y en el reverso de la misma «Parte para servir a la humanidad». Ha pasado un siglo para volver a sentir las raíces, para observar el gran daño que unos pocos han creado y están creando en este mundo cada vez más desequilibrado. Otra cosa será la capacidad de cambio que ahora, entre todos, y ante la necesidad imperiosa, seamos capaces de lograr.

Hay una élite mundial que en las últimas décadas, con este tipo de educación, ha perseguido, de forma generalizada dos razones clave, a pesar de su alto coste tanto en dinero como en tiempo: dar un salto considerable en la trayectoria profesional -poder- y, al mismo tiempo, aumentar el sueldo -dinero-.

Desde el punto de vista práctico, es una enseñanza basada en el «método del caso», es decir, en el análisis de historias ocurridas. Sobre ello, Henry Mintzberg decía en 2008: «No puedes decir a la gente que tome decisiones sobre un tema a partir de la lectura de veinte páginas. Pueden leer el caso, pero, desde luego, no conocen ni la empresa, ni las personas, ni su cultura... ¡No conocen nada para la toma de decisiones!». [Uno de estos casos en HBS es Irizar]. Insiste Mintzberg: «El caso se basa en experiencias de otros y siempre del pasado». Esto es muy interesante de analizar, ya que es el método tradicional de la mayoría de la educación imperante. Lo mismo subraya Roger Schank: «El caso es una forma de enseñanza pasiva basada en la escucha», y por tanto, propone pasar al «aprender haciendo».

También los profesores Mihnea C. Moldoveanu y Roger L. Martin, en su obra del 2008 «The Future of MBA», al entender que se requieren personas diferentes para liderar las organizaciones del futuro, concluyen: «El MBA tradicional ha primado el conocimiento teórico sobre el conocimiento experimental, sobre la experiencia real en el terreno, es decir, demasiadas lecturas y casos y poco trabajo práctico». Estos autores abogan por lo que denominan el «MBA 3.0», muy alejado del de los últimos años y más que nunca basado en el diálogo.

Sin embargo, ya en 1959, en el Informe Pierson, se criticaba con dureza a las escuelas de negocios por incluir en sus programas un currículum demasiado estrecho de miras y orientado en exceso al mercado. En el mismo se indicaba lo que debe ser la auténtica educación de negocios: «Adquirir un conocimiento general sobre su campo de interés, desarrollar su capacidad de razonamiento, potenciar una serie de valores, ayudar a comunicar de una forma más efectiva, así como a tener una mentalidad crítica, analítica y de constante búsqueda, y un código de ética que incluya honestidad, integridad y un enorme respeto por los derechos de los otros».

Si hace un siglo quedó esculpida la misión de lo que implicaba el paso por una escuela de negocios, y si medio siglo más tarde se recordaron principios parecidos ante la pérdida de rumbo, ahora, otro medio siglo después, es necesario insistir con fuerza y exigencia que ya vale de atropello a los débiles, que ya vale de atropello a la sociedad.

Las crisis que tanto en este momento se proclama y siente, tristemente con resultados diferentes -ya que estamos viendo cómo las marcas de lujo baten récords de venta y beneficio en este año-, no explota en 2007 por un error de alguien o algunos, sino por la manera de «hacer para tener» de quienes han ostentado el poder y han servido de ejemplo a muchos miles de «listillos» repartidos por todas partes, los cuales pueden tener de todo menos ética social. Pero triste es que desde las más altas instancias educativas, las prestigiosas escuelas de negocios a nivel mundial, que también han alcanzado beneficios extraordinarios, se alimente todo menos una preocupación por la humanidad en general. Es un modelo competitivo desde el origen y crea un sistema social interactivo basado en «sacar ventaja», «obtener beneficio», «lograr lo máximo» y «la supervivencia del llamado más apto».

Dicho esto, y siendo conscientes de que las mencionadas instancias se están replanteando el cómo continuar en el futuro, acerquémonos a nuestro entorno más próximo, a nuestras organizaciones en general, a las llamadas empresas, y veamos en qué conceptos se basan para tratar de dar soluciones definitivas a las oportunidades que siempre existen. Conceptos que no significan lo mismo para cada uno de los mortales ávidos de pócimas, técnicas o herramientas milagrosas capaces de suplir su falta de liderazgo e incluso de capacidad de gestión.

Debemos darle mucha importancia a la terminología, al uso de ciertas palabras, y procurar e insistir en que se comprenda su fondo y de esa manera nos ayuden a la comunicación y al logro de lo que nos une.

Estamos pasando, principalmente en la última década, por una situación en la que, como una moda, la solución a las carencias internas de evolución en las organizaciones consiste en la aplicación de la última técnica o herramienta de gestión. Como ejemplo, una reciente fue la «gestión del conocimiento». Ahora estamos en algo mucho más elevado y salvador, algo definitivo: «la innovación».

Algunos pocos hemos situado, desde hace décadas, a las «personas» por delante de las modas, las técnicas, las herramientas y las palabras que no nos dicen a todos lo mismo, porque no queda muy claro el cómo de lo que encierran. Es muy sencillo cuando se cree en las personas de verdad y se está cómodo con ellas y entre ellas, cuando se trata con todas y se decide con todas ellas, pero no tanto cuando se quiere aplicar todo esto como una herramienta, como una inversión y, más aún, como un proceso más de los muchos existentes.

Sin embargo, continuamos viendo, con gran pesar, que no sólo los maduros empresarios o ejecutivos, sino también los que se autodenominan emprendedores, los jóvenes ejecutivos, no acaban de asimilar que sea necesario compartir y decidir entre todos sobre lo que es suyo o sobre el poder de la jerarquía que ellos tienen. Bien analizado, lo cierto es que el conocimiento es propiedad de las personas, como la innovación es consecuencia de la capacidad innata de creatividad de esas mismas personas, las cuales lo aportarán con ilusión si sienten que el proyecto es suyo y no porque el proceso, el procedimiento o la moda lo impongan. Luego, por mucho que nos empeñemos en buscar fórmulas mágicas, que pretenden encerrar las modas de la gestión empresarial, no será suficientemente inteligente si no se cuenta con la voluntad de las personas con las que se debe convivir.

Debemos de pensar que, como consecuencia de la cultura imperante, del modelo organizativo hoy común, no sólo a nivel empresarial, organizacional, sino incluso a nivel social, unas personas están para mandar, decidir -son los capaces, son los que más saben-, y otras, que incomprensiblemente son la mayoría, están para obedecer y dejarse llevar por esa «clase superior». Realmente, son dos docenas de multinacionales del consumo, los políticos de turno, los medios de comunicación a medida de cada nivel de evolución de pensamiento, los insaciables de la banca, algunos pocos intelectuales, los «vivos» o caciques del barrio... siempre unos pocos y siempre capaces de manejar a todo el resto. Porque pasan las décadas, los siglos, y siempre unos pocos son los que tienen la sartén por el mango.

Todo esto tiene que ver con un modelo educativo que tildaríamos de caduco, salvo honrosas excepciones que atienden a minorías, que no permite ver nuevas formas que transformen y por las que evolucione la sociedad en su conjunto.

La cuestión es si resulta adecuado pensar que el significado de la educación consiste en transmitir conocimiento teórico acumulado por la familia, la sociedad y el mundo. La educación tiene poco que ver con el conocimiento y sí con la sabiduría, ya que ésta es el conocimiento aplicado. Estamos enseñando a los niños qué deben pensar en vez de cómo pensar. Al darles conocimiento teórico, se les está indicando qué pensar en sus vidas que inician, aquello que actualmente pensamos como cierto quienes estamos en la toma de decisiones. Cuando se les da sabiduría, se les indica cómo obtener su propia verdad y, por tanto, cómo ver y querer la evolución.

Esto no quiere decir que no sea necesario transmitir un cierto conocimiento de unas generaciones a las siguientes, pero este tipo de conocimiento tiende a perderse y la sabiduría nunca se olvida.

El origen de esta situación está en evitar que las nuevas generaciones tengan un generalizado pensamiento crítico, ya que de esa forma se presentarían más cambios sobre las costumbres y formas establecidas, sobre quienes ostentan el poder lleno de normas y leyes. Esto nos mantiene en un sistema educativo que desarrolla la memoria y no las capacidades y las destrezas de los alumnos en general y de cada alumno en particular. Es una trayectoria que el paso del tiempo y los nuevos gobiernos simplemente maquillan, y que hace que la mayoría de la sociedad esté sumergida en la ignorancia, ya que, por otro lado, tampoco se dice la verdad sobre el pasado. No se enseña la verdad de la historia, sino política, que no deja de ser un punto de vista de un sector sobre lo que realmente sucedió.

La historia revela, la política justifica. La historia descubre, la política encubre.

Esto nos lleva a creer que una gran parte de la sociedad ni siquiera desea que sus hijos conozcan los hechos más básicos de la vida. En realidad, el conocimiento logrado, lo desarrollado, lo conocido debe ser el punto de partida y no el camino para recorrer en el futuro, no la norma que seguir y obedecer para así no tener que pensar o cuestionar. Por el contrario, sólo debería ser el principio para que los alumnos se planteen pensar en libertad qué soluciones darían, cómo lo resolverían, qué mejores salidas se pueden proponer. Se trata de que ellos tracen ya su futuro y por parte de los mayores admitir sus críticas.

En general los programas actuales en la educación no están diseñados para su discusión, sino para su explicación, y por eso las aulas no son lugares de debate y discrepancia sobre los hechos que se tratan. Sólo tenemos que ver que siguen pasando las décadas -y esto es un mal global- y las aulas continúan pareciendo cines, donde unos se sientan detrás de otros y únicamente el actor o la actriz en las aulas, los profesores, son quienes tienen voz y criterio, casi siempre desde una altura superior.

¿Cuándo llegará el momento en el que, al hablar de infraestructuras, que tanto gasto inadecuado, y juego político -y por tanto votos- han dado, pensemos en las infraestructuras de la educación? Tristemente, los políticos, aparte de tener un ilógico mandato para cuatro años, no sienten la presión y la necesidad de la mayoría de los padres, que por un lado no han sido educados para la crítica y, por otro, se ocupan y preocupan de que el camino por el que circulan con su vehículo sea cada día más amplio y rápido. Tenemos una sociedad muy agradecida con las formas y muy poco formada para las críticas constructivas en los temas de fondo.

Como este estilo crítico no se trata con normalidad dentro de las aulas, a gran parte de la sociedad le asustan las ideas espontáneas de la juventud, por cierto, cada vez más escasas, que no coinciden con las suyas y que les parece llevarán al mundo de mal en peor.

Pero no nos engañemos, que no son ellos, los jóvenes, quienes agotan la capa de ozono, quienes destruyen los bosques, quienes explotan a los pobres en fábricas por el mundo, quienes ignoran los problemas de los débiles y oprimidos, quienes permiten que tantas personas mueran de hambre cada día, quienes fijan unos impuestos que en una parte relevante emplean para la guerra, quienes participan en una política de engaño y manipulación; no son quienes establecen un sistema de valores que defiende el poder para el más fuerte y que le admira por tener poder y dinero, no son quienes defienden que los problemas se solucionan con violencia y para ello fortalecen la seguridad en lugar del diálogo y la paz.

Los jóvenes a los que se les critica que son violentos, que son materialistas, que son irresponsables, sin falta de valores no dejan de ser más que el ejemplo de lo que ven en su entorno de mayores, donde no se les permite tempranamente participar.

Pensamos que la educación debe estar basada en las grandes realidades que nos aportan la naturaleza, la ciencia y la historia. Desde luego que para un desarrollo singular del alumno se necesitan escuelas que no alienten la competencia, que no recompensen al mejor, donde el aprendizaje no esté basado en la memorización de materias estáticas. Los niños deben aprender conceptos lógicos y pensamiento crítico, solución de problemas mediante su natural creatividad.

Se hace necesario acuñar, de forma generalizada, unos planes de estudios basados en valores como la honestidad, la responsabilidad, la tolerancia, la igualdad, la sencillez, la humildad... todo aquello que les ayude a sentirse cómodos como personas y les facilite un mayor grado de bienestar, de bienestar interno.

Sobre el repetido dilema de si la educación en casa o en la escuela, nos decantamos claramente por la «nueva escuela», ya que los padres sólo pueden transmitir lo que ellos recibieron de generaciones pasadas. En cuanto al ejemplo de sociedad que actualmente existe, es generalizado que no satisface y no lo queremos para el futuro, que no lo deseamos para nuestros hijos y nietos. Sin embargo, no sabemos cómo cambiarlo, no tenemos tiempo para hacerlo, no hemos interiorizado que debemos hacerlo.

Nos orientan en el periodo educativo a que debemos aprender para tener el tipo de trabajo y de profesión que necesitamos para poder ganar más dinero, como posibilidad de consumir más y tener un mayor estatus en la sociedad, pero tras miles de años no sabemos solucionar conflictos sin amenazas y violencia, no sabemos vivir sin temores y limitaciones impuestas, no sabemos actuar sin egoísmos, sin ser más listos, sin tener que ser los mejores, sin comprender que es más importante ser que tener. [«No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita». Es triste que tan hermoso contenido sea un inteligente anuncio de una exitosa marca comercial]. No sabemos cómo amar sin condiciones porque, entre otras cosas, nos han constreñido y deformado el sentido de ello.

Como resumen, desde «gbe-ner elkartea» las organizaciones que hoy la componemos queremos ayudar, queremos iniciar si fuera necesario, queremos encontrarnos con quienes sienten la necesidad de dar comienzo a una nueva sociedad en la que el cambio del modelo educativo sea la base.

GARA. 23/10/2010

10 mentiras sobre la no escolarización

No llevar a nuestros hijos a la escuela es uno de los mayores tabúes sociales. Para lograrlo, no se repara en medios: difusión masiva de tópicos y mentiras, uso generalizado de seudo-teorías pedagógicas y creencias infundadas e intimidaciones a las familias recalcitrantes. El cerco del conformismo social habla por boca del Estado, quién proclama faltando a la verdad: “La escuela es obligatoria. Los niños no pueden aprender nada en casa con sus padres, y además no pueden sociabilizarse. Un niño no escolarizado no tiene futuro profesional…”

El mérito de este libro es rebatir toda esa parafernalia ideológica. Su autora, Sylvie Martin-Rodriguez, nos demuestra, desde su propia experiencia y con argumentos, que la educación en casa lejos de ser un acto irresponsable, es ante todo fruto de la libertad de conciencia por parte de padres y madres que quieren emprender con sus hijos una nueva relación de aprendizaje. Sus numerosas referencias al contexto internacional (y particularmente, francés) nos pueden ayudar a esbozar cual ha de ser el camino y el mejor futuro para un fenómeno que ya es una realidad en España.

 

Sylvie Martin-Rodriguez abandonó voluntariamente el sistema escolar cuando tenía 16 años. Convencida de que sus sueños se podían realizar, ha participado en distintas asociaciones de protección de animales y ha viajado con su compañero a varios países, antes de crear una empresa de construcción de viviendas nómadas.

Es madre de dos niños de 10 y 7 años que no van a la escuela.

Junto a una amiga, ha creado la web (www.louves-online.com) donde ambas escriben y traducen artículos sobre el respeto a la libertad de los niños desde su nacimiento, con el fin de luchar contra los tópicos ligados a la infancia.

MENTIRA Nº 1

La escolarización es obligatoria

MENTIRA Nº 2

Sin escuela, el niño no está "socializado" o "sociabilizado"

MENTIRA Nº 3

La enseñanza en casa impide el desarrollo de la autonomía del niño

MENTIRA Nº 4

Los niños que no van a la escuela no pueden aprender

MENTIRA Nº 5

Niño no escolarizado, niño libre, niño tirano

MENTIRA Nº 6

A los niños, les gusta la escuela

MENTIRA Nº 7

Los niños no escolarizados no pueden beneficiarse del ideal:

"La escuela, una oportunidad para todos"

MENTIRA Nº 8

Sin escuela, sin título, no hay salida

MENTIRA Nº 9

No todo el mundo puede hacerlo

MENTIRA Nº 10

Familias que no escolarizan: sectas

Puedes adquirir el libro directamente a través a la propia editorial precimpite del  email editorial@precipite.com al precio de 12 Eur + 2 Eur de gastos de envío.

Acoso escolar e institucional

Acoso escolar e institucional

 

 

Silvia, una niña de 12 años que padece un importante déficit atencional (TDA) lleva más de un año sin acudir al colegio al negársele los apoyos educativos que precisa y ser víctima del acoso escolar sufrido.

 Una “carta abierta a la clase política extremeña y nacional” denuncia el humillante proceso por el que, desde hace años, pasa Silvia “que ha venido sufriendo constantes y sistemáticas muestras de aislamiento, exclusión, burlas, menosprecios, humillaciones, vejaciones y marginación negativa a nivel escolar, por parte de compañeros y con el consentimiento, ninguneo y mirar para otro lado de ciertos maestros y de todo un Sistema Educativo Extremeño, incluida la Consejera de Educación de Extremadura, Eva Mª Pérez”, según se afirma en el texto de Manuel Rodríguez, padre de la niña extremeña, afectada por un Trastorno por Déficit Atencional (TDA) por lo que lleva desescolarizada más de 16 meses, ante la falta de garantías sobre su seguridad tanto anímica como emocional y psicológica, sin que hasta el momento las instituciones competentes hayan aportado ninguna vía de solución efectiva; incluida la evaluación en el curso pasado para incorporase este año al curso que debería corresponderle.

El Foro de Vida Independiente, Asociación SUNAPTEIN  y Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia de Alicante, Diversidad Fincional (entre otras) manifiesta públicamente su apoyo hacia Silvia y su familia, instando a las autoridades extremeñas a tomar las medidas necesarias para poner fin a esta inaceptable situación de discriminación n, que vulnera muchos de los principios generales de la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, norma legal de obligado cumplimiento en España desde mayo de 2008, así como la L.O.E. de 3 de mayo de 2006. La citada Convención establece en su artículo 24 que “Los Estados Partes –y España, lo es- reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación n y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida”.

No es admisible que situaciones tan humillantes como esta, se sigan produciendo en una sociedad del siglo XXI, contraviniendo la legislación establecida y agrediendo los derechos humanos elementales de las personas con diversidad funcional, por lo que el Foro de Vida Independiente permanecerá alerta a la solución de este y otros casos.

Texto íntegro de la “Carta abierta a la clase política extremeña y nacional”,

Manuel Rodríguez G. 31/10/2009

Aunque soy consciente del poco "atractivo" político que supone el caso que denuncio, dado que estoy en clara desventaja numérica respecto a un amplio colectivo, y por tanto, con pobres expectativas para ser tenido en cuenta, quiero llamar a su puerta y tocar su sensibilidad ...

Sres.:

Me pongo en contacto con ustedes para solicitarles ayuda para una niña en particular y, por extensión, para mi familia.

Aunque soy consciente del poco "atractivo" político que supone el caso que denuncio, dado que estoy en clara desventaja numérica respecto a un amplio colectivo, y por tanto, con pobres expectativas para ser tenido en cuenta, pues no nos olvidemos que aquí lo que cuenta es la contabilización de votos, la praxis pura y dura, quiero llamar a su puerta y tocar su sensibilidad, ya que se lo debo esencialmente a una niña que ha venido sufriendo constantes y sistemáticas muestras de aislamiento, exclusión, burlas, menosprecios, humillaciones, vejaciones y marginación negativa a nivel escolar, por parte de compañeros y con el consentimiento, ninguneo y mirar para otro lado de ciertos maestros y de todo un Sistema Educativo Extremeño, incluida la Consejera de Educación de Extremadura, Eva Mª Pérez.

Esa niña, llamémosle S, tiene actualmente 11 años y fue valorada en su día con un 33[%] de discapacidad por el déficit atencional que sufre. Trastorno que le afecta en muchos ámbitos de su vida, dada la inhabilidad que presenta en las llamadas funciones ejecutivas y que redundan en un muy pobre rendimiento escolar y social, lo que le relega además a ser considerada “carne de cañón”, víctima propicia para niños disruptores y poco atractiva para el grupo de sus iguales en general.

S. ha sufrido por todo ello, y como vengo previendo desde hace años en distintos escritos registrados que lo constatan, un cuadro ansioso-depresivo, motivado por ese minante y polucionado ambiente escolar.

S. ha manifestado incluso deseos de morirse, como constató en su día, mediante parte de asistencia, vía urgencia, su pediatra, tras salir como tantas veces, del colegio llorando.

S. se ha visto forzada a dejar el colegio, a pesar de ser la víctima de ese bullying consentido (Lleva un año sin acudir al colegio)

A S se le negó el cambio de aula por ese aislamiento y marginación de gran parte de su clase.

A S. se le han negado las ayudas para el alumnado con necesidades educativas específicas, pues no olvidemos que ese 33[%] valorado no es debido a que la niña esté manca, como el que suscribe, sino por el TDA, doblemente diagnosticado que sufre.

A S. incluso ni siquiera se le ha evaluado por psicólogo de la Fiscalía de Menores, como solicité en mi denuncia efectuada a mediados de diciembre de 2008 y nuevamente en junio de 2009.

A S. tampoco se le ha querido evaluar en el curso pasado, pues el padre entiende que, dado el nivel generalizado de conocimientos de este sistema educativo nuestro, promocionaría sin problema alguno a 1º de la ESO, donde debería estar al día de hoy, como cualquier niño competente. Es triste y duro oir a S. cuando ya a finales del curso pasado la niña expresaba quejándose que para qué estudiar si al final no la iban a dejar pasar. Finalmente, la pretensión de este Sistema Educativo es que repita 6º, a pesar de que, insisto, se vió forzada a dejar el colegio por ese acoso consentido.

Es paradójico comprobar el esfuerzo diario de esa niña, con las secuelas perdurables que todo este kafkiano asunto ha dado lugar, amén de sus inhabilidades por su déficit atencional; esfuerzo apoyado por un padre que ha intentado ayudarla a nivel anímico-emocional y académico y por lo que ha sido forzado a dejar su trabajo desde primeros de junio de 2008 y ahora fiscalizado otro año más, como poco, pues como antes comentaba a la niña no se le ha dejado promocionar, por lo que me veo obligado a matricularla en un colegio californiano, ligado a la Libre Educación, con los gastos y obligación de estar con la niña, que ello requiere, lo que me impide estar otro año más sin poder trabajar y endeudándome aún más.

Paradójico no sólo por ser la víctima, como digo, sino porque amén de conocimientos con respecto a los compañeros de su clase, sin duda alguna, promocionaría a no ser que una vez más se diese un escandaloso agravio comparativo, no sólo a nivel de conocimientos con otros niños, sino incluso a nivel de promoción, pues de todos es sabido que se efectúa por edades, al menos en estas etapas. No es extraño, incluso ver a alumnos inmigrantes que están en la ESO, por la edad correspondiente, estando muchos de ellos incluso aprendiendo a leer o a realizar operaciones matemáticas elementales.

S. como comprenderán es mi hija. S es la inicial de Silvia, pero podría llamarse perfectamente SOLEDAD, nombre que describiría con auténtica perfección, el aislamiento y soledad de una niña y, por extensión, su familia.

- Soledad y aislamiento que ofrece la incomprensión en este caso por la falta atroz del conocimiento de esta patología, que bien podría denominarse TDAS (Trastorno por Déficit de Atención SOCIAL) donde el afectado y su entorno inmediato son incomprendidos en este difícil y arduo camino diario. De ahí el que muchos denominen a este trastorno "Enfermedad invisible", sobre todo Social.

- Soledad y aislamiento alimentadas por la exclusión, desidia y falta total de apoyo social, que la hace muy costosa, repito para la familia.

- Soledad y aislamiento que se adhiere mucho más cuando muchos de estos niños tienen una pobre y poco desarrollada empatia y habilidades sociales, lo que les relega a no ser integrados adecuadamente en su entorno grupal y escolar; a su no pertenencia al grupo de iguales.

- Soledad y aislamiento porque el sistema escolar, subdesarrollado en materias de Atención a la Diversidad y de formación del profesorado es un agresor en potencia, cuando a estos niños se les niegan las ayudas que una estéril, LOE, incluso marca, pero que en la praxis, raramente se cumple.

- Soledad y aislamiento porque es típico de este sistema, mal denominado educativo, tener la peculiar costumbre de defenderse atacando al entorno familiar cuando éste solicita y pide unas ayudas y apoyos necesarios para el desarrollo, integración y normalización de estos niños.

Como venía a expresar Niemeller, hoy le tocó a esta niña y a su entorno familiar, pero no pasa nada; no se hizo nada. Mañana le puede tocar a alguien que conozcamos, pero tampoco será angustioso, no nos tocó a nosotros y por tanto tampoco haremos nada. ¿Qué pensarás tú, que lees esto cuando pueda ser tu turno, cuando seas tú el/la afectad@?, ¿tenemos que esperar a ese momento?

Como aclaraba en algún escrito a los representantes de mi ayuntamiento, Ciudadanos de Villafranca y PP, y en la misma línea, les expreso que "No puedo prometerles mi voto porque el desencanto y mi agnosticismo político e institucional es casi total, pero sí reconocer y, ojalá agradecer finalmente, quién se interesó por los ciudadanos, más concretamente por una menor, al menos en este caso”, independientemente de idearios, ideologías o apologías políticas.

Atte. Manuel Rodríguez G.

 

Pequeños retazos de nuestra triste soledad. Grandes miserias de nuestra actual sociedad. Quimeras perdidas e incómodas utopías de nuestro día a día.

 

 

 

FIHOO'10

FIHOO'10

1er. Festival Internacional de Homeschoolers

Fundamentos para una ética del Homeschooling

Extraido de la WEB de Carlos Cabo


 Santiago José Cabedo Cercós


Me resulta difícil reflexionar acerca del fenómeno Homeschooling básicamente por tres razones: primera, porque apenas llevo tres años en el tema y sólo en calidad de observador; segunda, porque me resulta atrevido; y tercera, porque me hace sentir traidor. El primero de los complejos lo justifico con la juventud académica de la materia y con mi inconsistencia intelectual. El segundo lo justifico con una sensación insuperable de estar simplificando injustamente una cuestión que tiene precisamente en su pluralidad su virtud fundamental. Y el tercer temor se refiere a una ingrata y turbadora impresión de estar desgarrando la mano que me da de comer. A pesar de ello, me animo a cruzar el umbral que separa el sistema que conozco de esa otra educación que aspiro a conocer. Estos tres complejos los he ido resolviendo con dedicación, prudencia e indiferencia respectivamente. Dedicación para cohabitar en nuevos territorios, prudencia para no etiquetar insensiblemente a las familias educadoras e indiferencia por cuanto a que el Homeschooling no es antagónico a lo que algunos hacemos en las escuelas, sino simplemente diferente.

En primer lugar, trato de aportar una hipótesis más acerca de la tipología de padres en relación con la educación de sus hijos. El resultado es complementario a los expuestos por los investigadores que se ocupan de estas cuestiones, por lo tanto no lo considero más que un intento de ampliar el debate desde una perspectiva distinta. Madalen Goiria (1) y Carlos Cabo (2) están investigando actualmente en la materia y son el referente que me ha alentado a participar en el asunto. La propuesta tipológica que muestro aquí está basada en la teoría del desarrollo moral de Kohlberg (3), según la cual el niño pasa por tres fases a lo largo de su infancia: nivel preconvencional, nivel convencional y nivel posconvencional. Conviene aclarar que mi adaptación es libre y también que no soy la primera persona en apoyarse en esta teoría para clasificar a los seres humanos adultos (4) según su nivel de desarrollo moral. El cuadro que presento a continuación sólo es un punto de partida para mi objetivo fundamental, a saber, tratar de definir los criterios idóneos para delimitar el Homeschooling que representa una opción educativa seria y responsable del Homeschooling que representa una opción cuestionable. Creo que a través de este ejercicio de crítica constructiva se puede alcanzar el estatuto de reconocimiento que muchos deseamos para el movimiento.

Tipo de padresDescripciónValores docente/valor discente
Padres preconvencionalesSerían aquellos padres que escolarizan y exigen a la escuela un autoritarismo basado en valores, métodos y estilos castrenses. Sienten nostalgia de los tiempos pasados y reivindican “mano dura” para acabar con los problemas que puedan surgir. No se plantean desescolarizar ya que lo asocian a población marginal, o bien de tendencia anarquista o bien de sectarismo religioso. Encuentran a la escuela con una moral demasiado laxa, pero sobretodo con unas formas muy relajadas, obviando la estructura piramidal y el conducto reglamentario que observan como idóneos. Suelen admirar las escuelas o grupos de estilo militar y desconfían de los valores democráticos y de las iniciativas sociales que presentan valores progresistas. Confunden autoridad con autoritarismo. El papel de los padres en la educación es vigilar y controlar. Añoran los uniformes y los desfiles. Las relaciones familiares son relaciones de poder (porque yo lo digo) entre poderoso y súbdito.Autoridad/ docilidad.
Padres convencionalesComprende a la mayoría de padres. La desescolarización la contemplan o bien como una respuesta marginal y excluyente o bien como una opción sugerente pero imposible de acometer, tanto por limitaciones académicas como por compatibilidad de horarios. Estos padres se guían por el principio de mayorías, es decir, está bien lo que hace la mayoría de gente, que es escolarizar. Para muchos de ellos, la escuela es una guardería hasta los dieciséis, aunque algunos asisten regularmente a las reuniones y están pendientes de sus hijos con los deberes y actividades extraescolares. No cuestionan el sistema, mientras no aparece el fracaso escolar. Cada vez se extiende más el grupo de familias convencionales que delegan todos los aspectos de la educación de sus hijos a la escuela. Estos padres suelen sobrecargar las jornadas de sus hijos con actividades extraescolares en un ritual de iniciación al mundo adulto. Las relaciones familiares son cada vez más de clientela o de vasallaje (si haces esto, tendrás esto otro).Productividad/ pasividad.
Padres posconvencionalesEn este grupo están los padres Homeschooling y los padres de niños escolarizados que se plantean la cuestión. Entienden que la escolarización no es idónea para sus hijos, aunque generalmente no aborrecen el sistema sino que, simplemente, no lo contemplan para sus hijos por no colmar sus expectativas educativas. El modelo de educación es tan diverso como padres y madres hay, pero se pueden definir a grandes rasgos por estilo no directivo, metodologías adaptadas al niño y contenidos curriculares más o menos autodirigidos. Para estos padres resulta vital el desarrollo integral de sus hijos así como la crianza natural. Tratan de recuperar en la unidad familiar algunas de las competencias que la sociedad tecnócrata les ha ido usurpando. Defienden que la legitimidad es superior a la legalidad aunque ello suponga desobediencia civil. Las relaciones entre ellos son familiares (que no es poco).

Creatividad/ autonomía.

 

 

Para educar a un niño hace falta la tribu entera

Hasta lo que sé, esta frase es un proverbio africano. Hay dos objeciones al respecto. En primer lugar, estaría la cuestión de admitir o no que la tribu entera tiene o no tiene siempre la razón, porque claro, las normas que dicha tribu ha ido transmitiendo de generación en generación son socialmente válidas y necesarias para asegurar la supervivencia y el equilibrio del poblado, pero si esas normas y sus sanciones equivalentes pueden ser cuestionadas por distintos motivos y desde diferentes instancias (sobretodo desde la sociedad civil) sería lo que determinaría si esa tribu es moderna y representa un estado social de derecho o, por el contrario, es una sociedad premoderna o una dictadura. Cuando la tribu es moderna, como lo es el caso del Estado Español, y señala cómo hay que hacer las cosas, como por ejemplo, qué hacer con el niño cuando tiene edad escolar, los padres suelen reaccionar de distinto modo según su naturaleza:

Los padres preconvencionales se rascan los bolsillos y buscan el tipo de escuela privada por cuestiones de prestigio, estilo educativo o, simplemente, tradición.

Los padres convencionales tienen tres posibilidades: aceptar la escuela “que les ha tocado”; rascarse los bolsillos para evitar esa escuela vía privada; o hacer trampas burocráticas para acceder a la escuela pública o concertada favorita.

Los padres posconvencionales hacen algo distinto: cuestionan las razones de la tribu, es decir, superan el nivel de aceptación pasiva de la norma establecida por convención social y algunos inician el largo y valiente proceso de justificación moral y/o legal de su “desviación” del resto de la tribu.

Esta primera objeción se refiere a que si bien es cierto que hace falta la tribu entera para educar a un niño sólo una tribu que valora y permite la exigencia de los padres de la mejor de las educaciones para sus hijos es una tribu merecedora de ser llamada moderna. Por consiguiente, si, pongamos por ejemplo, la “tribu entera” no quiere darse cuenta de que nuestras aulas son un túnel del tiempo hacia el siglo XIX, existe legitimidad moral para que los padres posconvencionales le expliquen a la tribu las razones que les asisten, que en este ejemplo serían de carácter metodológico, curricular, ergonómico, entre otras. En definitiva, sería un cuestionamiento legítimo a la sociedad actual por no haber superado el paradigma escolar de suministrador de carne de cañón para las fábricas de la Revolución Industrial, lo cual parece suficiente razón para objetar.

La tribu entera, si quiere tener futuro, debe admitir y valorar el cambio social que propone el Homeschooling, ya que el movimiento está proponiendo una mejora del poblado en varios sentidos. En primer lugar, los resultados conocidos de los jóvenes educados en los hogares resultan de enorme interés para una sociedad que aspira a ser creativa, emprendedora e innovadora. En segundo término, los padres posconvencionales presentan una implicación en la educación de sus hijos que ya quisiéramos los docentes escolares que “nuestros” padres la tuvieran. Y finalmente, como regalo desinteresado y muestra de buena fe, el Homeschooling ofrece al sistema educativo una orientación para mejorarse a sí mismo, ya que algunos profesores aprendemos día a día de las experiencias educativas en casa y, si bien no podemos trasladarlas a la escuela, sí que tratamos de impregnarnos de su espíritu emocional para minimizar las miserias despersonalizadoras y contribuir con ello a crear un sistema escolar, si no idóneo, sí al menos más humano.

El proverbio que encabeza este apartado suele ser usado por quienes denuncian el solipsismo social que supone el homeschooling. Ésta es la segunda objeción que planteo: la suposición de que la “tribu entera” está mejor representada en el microcosmos alicatado del aula que en cualquier otra institución, como por ejemplo la familiar. El monopolio de la socialización no lo posee en exclusiva el sistema escolar, como parece aceptar despreocupadamente una nueva clase de padres de reciente aparición (igual que se habla de la generación “Ni-ni”, es decir, “ni estudian ni trabajan”, también se puede hablar de la generación de padres “Ni-ni”, o sea, “ni educan ni dejan educar”). Éstos no sólo han perdido su parte de implicación en el asunto de educar sino que exigen a los expertos de la tribu que se ocupen de sus hijos a tiempo completo y, además, que les ofrezcan garantías de que sus hijos obtendrán el sello de calidad. Es raro que no haya trascendido ya ningún caso en el que este tipo de padres denuncie al centro escolar por incumplimiento de contrato.

Por consiguiente, la implicación de la “tribu entera” es fundamental, pero no en el sentido que señalan los detractores de la educación en casa, sino justo en el contrario, ya que la familia educadora es capaz de lo que no es la familia de vínculos comerciales, a saber, presentar e introducir al niño en el mundo de un modo más real en tanto que natural. Por consiguiente, son las familias preconvencionales y convencionales las que se alejan de aquello que la naturaleza ha previsto al someterse al sistema feudal de la modernidad, que desvincula a la familia para convertirla en cliente pasivo del estado de bienestar (recuerdo una entrevista en la que un dirigente de un parque temático español expresaba sus deseos de que en el Estado Español fuera desapareciendo “(la) tradición de reunirse en casa de los abuelos los domingos”).

Igual que en la vida en sociedad, en la escuela se han estilizado las formas de presión, ahora revestidas de asertividad y de una violencia coercitiva no explícita. Los docentes hemos sustituido las técnicas de tortura física por una estructura disciplinar sostenida por un engranaje burocrático punitivo. El resultado es un sistema de represión que gana en control menos de lo que pierde en crecimiento personal de los alumnos. El milagro que se espera de la escuela obligatoria es la motivación intrínseca de los alumnos, es decir, que estudien por placer y para crecimiento personal, sin embargo el sistema está configurado para que las notas y los títulos sean el criterio que clasifique a los niños en exitosos o fracasados, en un ejercicio maquiavélico de traslación de la angustia del mundo laboral contemporáneo al ingenuo espacio de la escuela. Por lo tanto, la motivación intrínseca desaparece y deja paso a la extrínseca, o lo que es lo mismo, los niños estudian únicamente para aprobar, para obtener certificados y para conseguir regalos a fin de curso, abandonando tempranamente el placer de aprender por aprender, precisamente el acto mágico que nos hace más humanos a los humanos. Esta motivación de carácter comercial puede resultar convincente para padres conformistas que contemplan las etapas obligatorias o bien como mero trámite hacia estudios superiores o bien como parking para sus niños (preconvencionales y convencionales), pero resulta insuficiente para los que esperan mucho más de la educación tanto en sentido curricular como en sentido emocional (padres posconvencionales). Por todo ello, creo que hablar de niños sin socialización tal vez sea más adecuado en el contexto de la burbuja alicatada de la escolaridad que en el entrañable -aunque en ocasiones empalagoso, reconozcámoslo- aire familiar.

En el siguiente apartado expongo mi posición respecto a la cuestión de si todo Homeschooling es tan deseable como lo he reflejado hasta el momento.

 

Fundamentación ética del Homeschooling . ¿Cuándo es responsable el Homeschooling y cuándo no?

Máximos de felicidad: el ideal de felicidad de la familia, respetable mientras no se incumplan los mínimos de justicia.

Nivel 1: los padres educadores eligen el modelo educativo que consideran que hará más felices a sus hijos y a sí mismos y se comprometen a actuar en consecuencia.

Nivel 2: los hijos educados en casa alcanzan sus ideales de felicidad a través de las motivaciones, metodología y currículo que proponen sus padres, pero si se ejerce imposición y no se atiende a la deriva personal del hijo, el horizonte de felicidad se pervierte.

 

Mínimos de justicia: aquellos principios sin los cuales el ser humano vuelve a su condición premoderna de esclavo.AutonomíaDignidad

Nivel 1: los padres educadores encuentran límite a sus aspiraciones de felicidad cuando su modelo educativo no garantiza la madurez crítica y autónoma de sus hijos.

Nivel 2: los hijos están legitimados para recibir una educación que garantice su crecimiento íntegro desde las potencialidades que exija su deriva personal en el escenario del dialogo familiar.

 

Nivel 1: la familia educadora encuentra límite a su acción educadora cuando ésta implica adoctrinación. El hijo no puede ser privado acríticamente del conocimiento de teorías o realidades ajenas, aun cuando se presenten las propias como las significativas para la familia.

Nivel 2: los hijos están legitimados para adquirir una educación que favorezca su dignidad, aun cuando ésta excluya un elemento significativo para su familia.

 

Los horizontes éticos del homeschooling vienen definidos por la doble articulación mínimos de justicia-máximos de felicidad. Estos últimos son materia invitable, es decir, se puede invitar a los demás a que participen de tu ideal de felicidad, ya sea una convicción religiosa ya sea una afición de fin de semana ya sea una causa social. Son asuntos no prescriptivos que hacen feliz a quien los goza pero que no deben ser de obligatoria exigencia para los demás (aunque esos “demás” sean los propios hijos). Los padres educadores pueden invitar a sus hijos, por ejemplo, a crecer con valores cristianos, ecológicos, neomarxistas o neoconservadores pero no pueden obligarlos a que interioricen esos valores como únicos o supremos, sino proponerlos como la opción elegida en un escenario de pluralidad axiológica y de tolerancia ante la diversidad. Los valores que cumplen la función de columna vertebral de la educación familiar deben ser susceptibles de discusión en el marco metodológico de la deriva personal, es más, lo idóneo sería que dichos valores no fueran predeterminados sino establecidos al calor del debate intrafamiliar resultado de la confrontación constructiva entre las inquietudes paternas y la deriva personal de los hijos. Por consiguiente, la felicidad familiar, si se impone acríticamente, se pervierte en un acto de persuasión o manipulación de quien no conoce otro planteamiento alternativo. Sin embargo, los padres posconvencionales, ésta es mi convicción, partirían de sus principios únicamente para construir un nuevo ideal de felicidad mucho más simétrico y democrático, es decir,  fruto del consenso y de la discusión en el seno familiar de las diversas perspectivas.

Como digo, en cuestiones de felicidad, lo que Adela Cortina llama máximos de felicidad (5), no se le puede exigir a nadie que su manera de deleitarse sea otra distinta, ya que en materia hedonista la subjetividad tiene plenos dominios. Este sería el caso de las distintas motivaciones, que son tan válidas las unas como las otras. Si una familia, pongamos por caso, alcanza su ideal de felicidad educando en la religión cristiana y enseñando la teoría creacionista, se podrá estar más o menos de acuerdo con ella, pero no se le podrá imputar nada desde el punto de vista educativo (¡cuántas teorías por refutar enseñamos hoy como válidas y cuántas teorías refutadas hoy se enseñaron en el pasado como verdaderas!) Su horizonte de felicidad pasa por educar en esos valores y en esas creencias, estemos o no los demás ciudadanos de acuerdo. A mi entender, el problema no está en las motivaciones, si son religiosas, pedagógicas o ideológicas, sino en detectar si cruza o no el límite ético de mínimos, es decir, si incumple alguna de las dos premisas que garantizan justicia para con el hijo, a saber, que pueda desarrollar en el libre ejercicio de su deriva personal su autonomía y su dignidad. Asimismo, el problema tampoco está en los valores de la familia, ya que unos padres posconvencionales plantearían sus principios junto a otras convicciones de modo que el hijo pudiera valorarlas críticamente y pudiera optar, llegada la madurez, por la que considerase personal. Así pues, los padres invitan a sus valores y el hijo decide haciendo uso de su autonomía. Si los padres mostraran una única realidad, sería adoctrinamiento y, desde el punto de vista ético, sería una privación de autonomía y, por consiguiente, del derecho fundamental a la libertad.

Este ideal de máximos plantea una cúspide sin tope, tan alta como lo permita la creatividad y el debate familiar, pero exige un suelo de mínimos compartidos por todos. Los máximos de felicidad, al ser tan subjetivos como familias hay, representan una de las grandes riquezas de la educación en familia. Esta garantía de diversidad y pluralismo aporta a la sociedad seres humanos no uniformados, con personalidades diversas y dotadas de múltiples inteligencias, algo de lo que adolece la escolaridad obligatoria. Sin embargo, si alguna familia no garantiza que esta pluralidad venga de la mano de una educación que salvaguarde la dignidad de los hijos, no puede ser legitimada para su acción educadora, por cuanto aporta a la sociedad un súbdito o un esclavo, en lugar de un ciudadano. Dicho de otro modo, si educamos en los axiomas que encontramos idóneos pero no permitimos que los hijos los valoren críticamente a la luz del conocimiento de otras realidades o valores, construimos humanos adoctrinados y nos introducimos en el túnel del tiempo de la escuela, sólo que en lugar de retroceder al XIX lo hacemos a la época medieval y a su indeseable sociedad supersticiosa y estamental.

Respecto a la dignidad del hijo, no podemos obviar que uno de los principales beneficios de educar en casa se refiere a las posibilidades que se ganan a diferencia del “café para todos” escolar. En el hogar, el “aire de familia” es irreproducible y cada casa tiene sus propios aromas, su sistema de cotidianas felicidades y, por qué no decirlo, sus particulares miserias. Esto crea un ambiente único de emociones compartidas y de reciprocidad cognitiva que resulta inigualable por parte del frío y burocrático sistema escolar. Por todo ello, los buenos padres educadores saben que, incluso en el seno familiar, lo que sirve para un hijo bien puede no servir para otro, hasta el punto en que deben aceptar con absoluta normalidad la vuelta a la escuela de alguno de ellos aun cuando ello pueda suponer una contrariedad para sus ideales de buena educación. Ésa es la prueba más delicada y la muestra más sublime de responsabilidad familiar, pero de su modo de afrontarla dependerá una cosa mucho más importante que la convicción de los padres, que es la dignidad de su propio hijo.

Para este tipo de decisiones no hay recetas, sino intuiciones, observación y una gran dosis de improvisación responsable. Si tras detectar inconveniencias importantes, algunos padres impusieran el sistema de educación en casa, se puede decir que traicionarían el espíritu propio del modelo educativo, por cuanto coaccionarían la singularidad de su hijo en un intento fallido de proporcionarle justicia (dignidad) y libertad (autonomía). Esto es lo que he pensado que se podría denominar “la paradoja de la libertad escolar”, es decir, padres que buscan mayor libertad para sus hijos pero que la cercenan al privarles de la oportunidad de valorar por sí mismos su escuela ideal. Los padres posconvencionales, por su parte, tampoco tienen respuestas perfectas pero ya parten con una ventaja respecto a los que no lo son, a saber, saben que sus hijos son fin en sí mismos (autonomía kantiana) y no medio para la felicidad paterna, circunstancia que exige de ellos implicar en las decisiones a todos los afectados (padres, hijos, hermanos y todo aquel que participe de su modelo educativo) y tomar resoluciones que beneficien al devenir educativo de sus hijos por encima del ideal educativo de la familia. Por último, los padres posconvencionales saben que no hay felicidad sin justicia y que no hay justicia sin dignidad, razón por la cual lejos de proyectar en sus hijos sus propios miedos y malas experiencias escolares, deberán contribuir a que las personalidades se forjen y que la deriva de cada cual oriente sus velas en el incierto mar.

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(1) http://madalen.wordpress.com/
(2) http://encina.pntic.mec.es/jcac0007/
(3) KOHLBERG, Lawrence. Sicología del desarrollo Moral. Bilbao: Editorial Desclée de Brower, S.A. 1992.
(4) CORTINA, Adela. Ética aplicada y democracia radical, Madrid, Tecnos, 1.993
(5) CORTINA, Adela. La ética de la sociedad civil. Aluda Anaya. Madrid 1994.

El colegio en casa

por: noti365genil24 | Enero 8, 2010

Educación en el hogar, o educar en casa, es el proceso mediante el cual se persigue la educación de los niños exclusivamente en el contexto del hogar familiar o en círculos un poco más amplios (vecindarios, parroquias, etc.), pero en todo caso fuera de las instituciones tanto públicas como privadas. Es un fenómeno que ha existido siempre siendo en tiempos pasados la única forma de instrucción intelectual. Existen diversas motivaciones para la educación en el hogar, que normalmente tienen el eje en la oposición a las leyes de educación y pensum obligatorio.
En muchos lugares la “educación en el hogar” es una opción legal para padres que quieren formar a sus hijos con un ambiente de enseñanza diferente al que existe en las escuelas cercanas. Muchas de estas familias hacen esta elección por motivos religiosos (nota del traductor: teniendo en cuenta que en EEUU e Inglaterra muchas veces escuelas cercanas son gestionadas por comunidades de distinta religión a la familiar:( pej. católicos o anglosajones frente a hindúes, musulmanes.) Otros lo hacen por no gustarles las escuelas en su área o por el efecto institucional de la escuela en general. También es una alternativa para las familias que viven en zonas rurales aisladas y son ellas quienes deciden, por razones personales o prácticas, no llevar a los niños al colegio.


Esta forma de educación nació a comienzos de la década de 1980 en los EEUU.


Con el paso de las décadas el movimiento de los homeschoolers en el Estado español ha terminado por asentarse. En los últimos diez años se ha constituido una red donde, según el reportaje del diario El Mundo titulado “crecer bien sin ir al colegio”, y basándose en declaraciones del presidente de la ALE (Asociación para la Libre Educación), son 4.000 los niños que no asisten a la escuela. En estos casos los padres optan por una educación para sus hijos en el hogar o en escuelas no regladas.

ENTREVISTA A MARCELLE PIAZZA, VECINA DE CENES DE LA VEGA

P: Como se toma la gente esta manera de educar a sus hijos…
Marcelle Piazza:Todos los días me paran por el pueblo para preguntarme “por qué no están mis hijos en el cole”, a ver si con la aparición en este periódico ayuda a comprender mejor esta manera educar en el hogar…
P: Y estos niños están clasificados de algún modo…
Marcelle Piazza: No , no forman parte de ninguna “secta”, ni son de ningún sector exclusivo de la sociedad.
Estas familias que educan a sus hijos en casa vienen de todos los diferentes ámbitos de la sociedad, niveles  de formación, poder adquisitivo y creencias. Algunos llevan a sus hijos al colegio y deciden sacarlos y hacerse cargo de su educación por diversos motivos. Otros no los llevan nunca.
P: Pero ¿que razones llevan a personas como tú formar parte de esta forma de educación…?
Marcelle Piazza: Éstos niños no están criados en una burbuja, como suele pensarse,  ni sus padres lo hacen para que no los “manipulen”. Hay tantas razones y verdades, como personas en el mundo. A estos padres los mueve un factor común: “la creencia en que la educación debe responder a un abanico de necesidades, intereses y estilos individuales de cada niño.”
P: Y ¿en España está reconocido?, ¿es legal?
Marcelle Piazza: Podemos decir que en España existe un “vacío legal”, la Constitución (que es la máxima ley dentro de nuestro territorio) reconoce en su Art. 27 el derecho de los padres a elegir la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones.
Sólo faltaría explicitar que, de la misma manera que los padres eligen colegio privado, laico, religioso, estatal, bilingüe, etc, puedan elegir también educarlos dentro del seno familiar. Educar a nuestros hijos en el hogar, no es literalmente tenerlos encerrados, sino que nuestra escuela es la vida misma. Y como verán, es una opción mundialmente conocida.

Redacción (Noticias del Genil)

Colegio ya no es la única opción

Esta metodología fue legalizada por el MINISTERIO DE EDUCACION DE ECUADOR en octubre de este año y ya tienen dos alumnos inscritos

Publicado HOY.COM.EC el 23/Noviembre/2009

En octubre de este año el Ministerio de Educación (ME) aprobó un método de enseñanza alternativo denominado "Educación en Casa"*, una modalidad que se basada en el artículo 29 de la Constitución y permite a los padres elegir para sus hijos "una educación acorde con sus principios, creencias y opciones pedagógicas".

Teodoro Barros, director nacional de Educación del ME, explica que esta es una opción "para las familias que por sus creencias o problemas de movilidad no pueden matricular a los niños dentro del sistema regular", con el fin de "garantizar el derecho del niño a la educación".

Empero, aclara que las familias que se acojan a este programa deben cumplir varios requisitos: los padres deben tener un determinado nivel de instrucción y recibir una inducción sobre cómo educar mejor a sus hijos, el programa de estudio debe regirse al currículo de educación nacional y basarse en los textos escolares que el ME entrega de forma gratuita.

Otra de las condiciones es que el niño pertenezca a un grupo de socialización como clubs deportivos, artísticos, ecológicos, etc., porque "un aporte fundamental de la escuela es que facilita la inserción del niño en la sociedad", señala Barros.

Hasta el momento, dos niños están inscritos en el programa. Se trata de Sebastián (7 años) y Juan Daniel (12 años) Quiñónez, quienes cursan 3.º y 8.º año de Básica, respectivamente. Mariana de Quiñónez, madre de los niños, explica que eligieron el sistema de educación en casa porque el plantel donde estudiaban sus hijos se trasladó a la capital y en Puembo, donde vive la familia, no había otro colegio para inscribirlos.

Para la mujer, el sistema tiene grandes ventajas. "Los niños desayunan bien porque ya no tienen que madrugar, aprenden mejor y más rápido porque reciben una educación personalizada y no están sujetos al ritmo de aprendizaje de otros niños".

Jonathan Miranda (22 años) es un ejemplo de la eficacia que tiene este método de estudios. En su natal Tena (Napo), estudió con sus padres hasta 9.º año de Básica, aunque periódicamente asistía a una escuela regular para evaluar su progreso académico.

"Mi mamá me enseñó a leer y a escribir y siempre se encargó de ayudarme en el área de Lenguaje, mientras que mi papá estudiaba conmigo Matemáticas, Álgebra y Física", cuenta el joven, que actualmente estudia Ingeniería en Control en la Escuela Politécnica Nacional.

Para Jonathan, la posibilidad de estudiar a su propio ritmo y sin la presión de una nota o un examen, fueron las principales ventajas, pues "aprendía con gusto y no por obligación", manifiesta. Pero sobre todo, señala, "compartes tiempo valioso con tus padres, te forman con valores y cuando eres adulto estás en la capacidad de aprender por ti mismo".

No obstante, una de las desventajas, admite el joven, fue la imposibilidad de compartir tiempo y experiencias con otros niños de su edad. "Siempre me interesé por relacionarme con personas que puedan enseñarme algo nuevo, por lo que no pude disfrutar a cabalidad mi infancia", comenta.

Esa también es la preocupación de Milton Luna, coordinador del Contrato Social de la Educación, quien considera que la escuela es el espacio más idóneo para relacionarse con otras personas. "Allí los pequeños aprenden a convivir con los demás y les obliga a ser más organizados e independientes".

Por ello, Luna reitera que la formación de los hijos debe ser responsabilidad exclusiva de los padres hasta los cinco años de vida, pero después lo ideal es compartir esa tarea con la escuela, "pero de ningún modo la educación en casa es una idea descabellada", enfatiza.

Es por esa razón que el ME deberá analizar detenidamente las razones de los padres para participar de este proyecto. Además, los supervisores provinciales visitarán con regularidad los hogares de estos niños y serán los encargados de evaluar a los alumnos al finalizar el año escolar para que puedan ser promovidos al siguiente nivel. Condición que fue bien acogida por Mariana y su familia. (GM)

'Los padres deben capacitarse'


Para Milton Luna, coordinador del Contrato Social por la Educación, la eficacia de este modelo educativo dependerá de tres factores: disponibilidad de tiempo, recursos y la formación académica de los padres. "Es importante que los padres aprendan técnicas pedagógicas y actualicen sus conocimientos, pues todos tenemos falencias en algún aspecto".

El experto considera que este esquema "le devuelve a la familia la responsabilidad de formar a los hijos", pero advierte que uno de los riesgos está en que los padres asuman un rol autoritario y no permitan que el niño desarrolle sus habilidades y destrezas, pues en el país "un 40% de infantes aún se queja de maltrato". No obstante, sostiene que la responsabilidad de ofrecer una educación de calidad recae sobre la familia, la escuela y la sociedad.

 

*El acuerdo ministerial No. 515-09, firmado por el Ministro Raúl Vallejo:

autorizar el funcionamiento de la opción “Educación en Casa” como una alternativa a la que pueden acogerse los padres de familia para educar a sus hijos, de acuerdo con sus principios y creencias, sujetándose a lo establecido por el Estado en materia educativa…

Por qué la escuela no educa

John Taylor Gatto

*Discurso de aceptación de John Taylor Gatto para el galardón de Maestro del Año de Nueva York, el 30 de enero de 1990.*


Acepto este premio en nombre de todos los buenos profesores que he conocido a lo largo de los años y que han luchado para hacer de sus relaciones con los niños algo digno, hombres y mujeres que nunca están conformes, siempre cuestionando, siempre esforzándose por definir y redefinir lo que la palabra "educación" debería significar. Un Profesor del Año no es el mejor profesor, éstos suelen pasar demasiado desapercibidos para ser fácilmente descubiertos, pero es un modelo, símbolo de esas gentes anónimas que utilizan sus vidas gratamente al servicio de los niños. Este es su premio tanto como mío.

Vivimos en una época de profunda crisis escolar. Nuestros niños se clasifican a la cola de las diecinueve naciones más industrializadas en lectura, escritura y aritmética. Muy a lacola. La economía mundial narcótica está basada sobre nuestro propio consumo de las mercancías, de forma que si no compramos tantos sueños de humo el negocio colapsaría - y las escuelas son un importante centro de compra -. Nuestra tasa de suicidios de adolescentes es la mayor del mundo y los que se suicidan son niños ricos en su mayor parte, no los pobres. En Manhattan el cincuenta por ciento de los nuevos matrimonios duran menos de cinco años. Algo debe ir mal con seguridad.

La crisis de nuestra escuela es un reflejo de una crisis social más amplia. Parece que hemos perdido nuestra identidad. Niños y ancianos son encerrados y aislados de fuera de lo que sucede en el mundo hasta un grado sin precedentes - nadie habla con ellos ya ? y sin niños y ancianos mezclándose en la vida diaria una comunidad no tiene futuro ni pasado, solo un presente continuo. De hecho, el nombre "comunidad" apenas se aplica ya a la forma en que interactuamos con los demás. Vivimos en redes, no en comunidades, y todos los que conozco están solos por eso. En cierto modo la escuela es responsable privilegiado de esta tragedia tal y como lo es también en la creciente brecha entre clases sociales. Utilizar las escuelas como un mecanismo de selección no hace sino crear un sistema de castas, lleno por abajo de intocables que vagan por los trenes del metro pidiendo y durmiendo en las calles.

He observado un fenómeno fascinante en mis veinticinco años de ejercicio de la profesión: que las escuelas y la escolarización son crecientemente irrelevantes para las grandes empresas del planeta. Nadie cree ya que los científicos son enseñados en clases de ciencias o que los políticos en clases de civismo o que los poetas lo son en clases de inglés. La verdad es que las escuelas no enseñan nada salvo como obedecer órdenes. Esto es un granmisterio para mi porque miles de personas, gentes responsables trabajan en las escuelas como profesores, cuidadores y gestores pero la lógica abstracta de la institución sobrepasa sus contribuciones individuales. Aunque los profesores se preocupan y trabajan duro, lainstitución es psicopática - no tiene conciencia -. Suena la sirena y el joven que se encontraba escribiendo un poema debe cerrar sus cuaderno y moverse a otra aula donde deberá memorizar que el hombre y el mono derivan de un ancestro común.

Nuestro sistema de enseñanza obligatoria es un invento del Estado de Massachussets hacia 1850. Fue resistido - a veces hasta con las armas por un considerable ochenta por ciento de la población de Massachussets- con un último reducto en Barnstable On Cape Cod queno entregaron a los niños hasta la década de los 1880 cuando la localidad fue asediada por el ejército y los niños marcharon a la escuela escoltados.

Aquí tenemos un curioso dato para meditar. La oficina del Senador Ted Kennedy ha sacado un estudio no hace mucho indicando que antes de la educación obligatoria la tasa de alfabetización en el estado era del 98% y que después jamás volvió a alcanzar el 91%, donde se mantiene en 1991. Espero que les sirva.

Aquí hay otra curiosidad sobre la que pensar. El movimiento de "escuela en casa" ha ido creciendo paulatinamente hasta un tamaño de un millón y medio de jóvenes que son educados por completo por sus padres y sus comunidades. El último mes la prensa educativa reportó la increíble noticia de que los niños escolarizados en casa parecen estar entre cinco y diez años por delante de sus compañeros escolarizados formalmente en su capacidades cognitivas.
No creo que nos libremos de las escuelas en un futuro cercano, no ciertamente en lo que me queda de vida, pero si hemos de cambiar lo que se está convirtiendo en un desastre de ignorancia, hemos de entender que la institución educativa "escolariza" muy bien, pero no "educa" - algo por completo inherente al diseño organizacional. No es la culpa de los malos profesores o del poco dinero gastado, es que es imposible que la educación y la escolarización puedan llegar a ser alguna vez la misma cosa.

Las escuelas fueron diseñadas por Horace Mann y Barnard Sears Harper de la Universidad de Chicago y por Thorndyke de la Escuela Normal de Columbia y otros hombres para ser instrumentos de la dirección científica de las masas. Las escuelas están diseñadas para producir, a través de la aplicación de fórmulas, seres humanos estandarizados cuyo comportamiento pueda ser predecible y controlado.

En gran medida, las escuelas han cumplido su objetivo. Pero nuestra sociedad se está desintegrando, y en esta sociedad, sólo las personas exitosas son auto-suficientes, seguras en sí mismas e individualistas - porque la comunidad de vida que protege al dependiente y al débil está muerta -. Lo que produce la escuela es, como dije, irrelevante. Las personas bien-escolarizadas son irrelevantes. Pueden vender películas y hojas de afeitar, recoger papel reciclado o hablar al teléfono en líneas de teleoperación, o sentarse estúpidamente delante de un terminal de ordenador pero como seres humanos son inservibles. Completamente inservibles para los demás y para si mismos.

La miseria diaria a nuestro alrededor está causada en gran medida por el hecho de que - tal y como Paul Goodman lo estableció hace treinta años- forzamos a los niños a crecer en el absurdo. Cualquier reforma de la escolaridad tiene que tratar con elementos absurdos en su naturaleza intrínseca.

Es absurdo y anti-vital ser parte de un sistema que te obliga a sentarte en lugares recluidos para gente de la misma edad y clase social que tú. Ese sistema te aparta radicalmente de la inmensa diversidad de la vida y de las sinergias de la variedad, de hecho te castra tu propio ser y futuro, acoplándote a un presente continuo de igual forma a como lo hace la televisión.

Es absurdo y anti-vital ser parte de un sistema que te obliga a escuchar a un extraño leyendo poesía cuando lo que realmente quieres es construir casas, o sentarte a discutir con un extraño sobre la construcción de casas cuando lo que realmente quieres es leer poesía.

Es absurdo y anti-vital moverte de aula en aula al sonido de una sirena durante todos los días de tu infancia natural en una institución que no te permite ninguna privacidad y que incluso te la quita en el santuario de tu propia casa pidiéndote que hagas tus "deberes".

"¿Cómo aprenderán a leer?" dirán algunos y mi respuesta es "Recuerda la lección de Massachussets". Cuando los niños reciben experiencias completas en vez de las graduadas en aularios, entonces aprenden a leer, a escribir y cálculo con total facilidad si esas cosas tienen sentido en el ambiente vital que les rodea.
Pero recordad que en los Estados Unidos casi nadie que lea, escriba o sepa cálculo tiene mucho respeto. Somos una tierra de charlatanes, pagamos mejor a los charlatanes y les admiramos, así que nuestros hijos hablan constantemente, siguiendo el modelo de la televisión y de sus profesores. Es muy difícil enseñar incluso lo más "básico" porque ya no son "básicos" en la sociedad que hemos creado.

Dos instituciones controlan a dia de hoy la vida de nuestros hijos: la televisión y la escuela, por este orden. Ambos reducen el mundo real de sabiduría, fortaleza, templanza y justicia hacia una abstracción sin final y sin frenos. En los siglos pasados los niños y adolescentes estaban ocupados en trabajo real, caridad real, aventuras reales, y en la búsqueda real de maestros que pudieran enseñarnos lo que realmente queríamos aprender. Mucho tiempo se pasaba en desempeños comunitarios, practicando el afecto mutuo, el entendimiento y estudiando cada nivel de la comunidad, aprendiendo cómo hacer una casa, y docenas de otras tareas necesarias para convertirse en un hombre o mujer íntegro.
Pero aquí está el cálculo del horario que dispone cualquier niño de los que enseño:
De las 168 horas que tiene la semana, tienen que dormir 56. Lo que les deja 112 hora a la semana en las que formarse. Ven unas 55 horas de televisión a la semana de acuerdo a informes recientes. Lo que les deja 57 horas a la semana en las que crecerse. Tiene que ir a la escuela unas 30 horas a la semana, usando unas 6 horas en prepararse, ir y volver a casa, y gastan una media de 7 horas a la semana en deberes- en total hacen 45 horas. Durante este tiempo, están en constante vigilancia, no tienen tiempo ni espacio privado, y son reñidos si tratan de acoplarse individualmente al uso de espacio y tiempo. Eso deja 12 horas a la semana para crearse una conciencia de si individualizada. Por supuesto que mis alumnos comen también, y eso añade algo de tiempo - no mucho, porque hemos perdido la tradición de la comida familiar, por lo que si quitamos 3 horas a la semana para cenas, llegamos a la cantidad neta de tiempo privado para cada niño de 9 horas a la semana.

No es suficiente, ¿verdad?. Cuanto más rica es la familia del niño, menos televisión que ve pero más tiempo que tiene dirigido por una oferta más amplia de entretenimientos comerciales y su inevitable inclusión en una serie de áreas de formación complementaria raramente a su libre elección.
Y todas estas cosas son curiosamente una forma más solapada de crear seres humanos dependientes, incapaces de llenar su tiempo libre, incapaces de iniciar senderos que le den un significado sustancioso y feliz a su existencia. Es una enfermedad nacional, esta dependencia y falta de objetivo, y creo que la escolarización, la televisión y las lecciones - toda la idea Chautauqua- tiene mucho que ver con ello.Pensad en lo que nos está matando como nación ? drogas narcotizantes, competición desenfrenada, sexo recreacional, la pornografía de la violencia, juego, alcohol, y la peor pornografía de todas - vidas dedicadas a comprar cosas, la acumulación como filosofía - todas ellas son adicciones de personalidades dependientes, y eso es la marca que deja inevitablemente la escolarización.

Quiero contaros el efecto que produce en los chicos el quitarles todo su tiempo - tiempo que necesitan para desarrollarse ? y forzándoles a gastarlo en abstracciones. Tenéis que escuchar esto, porque ninguna reforma que no ataque estas patologías específicas no serán más que un mero lavado de cara.
1. Los niños a los que enseño son indiferentes al mundo adulto. Esto desafía la experiencia de miles de años. Un observación intensiva de lo que "los mayores" hacían siempre fue una de las más excitantes ocupaciones de los jóvenes, pero nadie quiere crecer ahora, ¿y quien les puede culpar de ello? Nosotros somos los juguetes.
2. Los niños a los que enseño ya apenas sienten curiosidad y la poca que muestran es transitoria, no pueden concentrarse durante mucho tiempo, incluso en lo que quieren hacer. ¿Podéis ver la conexión entre las sirenas sonando una y otra vez para cambiar de clase y este fenómeno de atención evanescente?.
3. Los niños a los que enseño tienen un pobre sentido del futuro, de como el mañana está indefectiblemente unido al presente.Como dije antes, viven en un presente continuo, el preciso momento en el que se encuentran es el límite de su conciencia.
4. Los niños a los que enseño son ahistóricos, no tienen conciencia de cómo el pasado ha dado forma a su propio presente, limitando sus elecciones, moldeando sus valores y sus vidas.
5. Los niños a los que enseño son crueles entre si, muestran falta de compasión ante los infortunios, ríen las debilidades, y muestran desprecio por aquellos que muestran necesidad de ayuda demasiado abiértamente.
6. Los niños a los que enseño se encuentran intranquilos ante la intimidad y la franqueza. No soportan una verdadera intimidad debido a una costumbre de por vida de guardar los secretos dentro de si mismos por lo que van formando su personalidad a base de trozos y partes de comportamiento prestados de la televisión o adquiridos para manipular a sus profesores. Puesto que no son ellos quienes dicen ser, el disfraz se les cae en la intimidad por lo que las relaciones íntimas deben ser evitadas.
7. Los niños a los que enseño son materialistas, siguiendo la estela de sus maestros que materialistamente "gradúan" todo -y sus tutores televisivos que ofrecen todo lo imaginable "gratis".
8. Los niños a los que enseño son dependientes, pasivos, y tímidos ante la presencia de nuevos desafíos. Esto es a menudo ocultado mediante actos de bravuconería, mediante enfados y agresividades que en el fondo solo expresan un vacío sin fortaleza interior.

Podría hablar de otras cuantas condiciones que una reforma de la escolarización tendría que afrontar si nuestro declive nacional pretendiera detenerse, pero por el momento ya habéis comprendido mi postura, tanto si estáis de acuerdo con ella como si no. Puede que sean las escuelas las que causen estas patologías, o la televisión, o ambas. Es una simple cuestión de aritmética, entre escuela y televisión todo el tiempo que los chicos tienen libre es absorbido por ambas. Eso es lo que destruyó la familia americana, que ya no es más un factor en la educación de sus propios hijos. Televisión y escuela, ahí debe buscarse a los responsables.

¿Qué hacer? Necesitamos un feroz debate nacional que no decaiga, día tras día, año tras año. Necesitamos gritar y discutir sobre este modelo de escuela hasta que se arregle o se retire de la circulación para su reparación, una cosa u otra. Si podemos arreglarlo, de acuerdo; si no podemos, entonces el éxito del movimiento de "escuela en casa" muestra una vía alternativa con futuro prometedor. Poner el dinero que ahora gastamos en escolarización, hacia la educación en la familia podría matar dos pájaros de un tiro, reparar las familias al tiempo que reparamos a los hijos.

Una reforma genuina es posible pero no debería costarnos nada. Necesitamos volver a pensar en las premisas fundamentales de la escolarización y decidir qué es lo que queremos que los niños aprendan y por qué.

Durante 140 años esta nación ha tratado de imponer objetivos de arriba a abajo desde los altivos puestos de mando centrales conformados por "expertos", una élite central de ingenieros sociales. No ha funcionado. No va a funcionar. Y es una gran traición a la promesa democrática que hizo en su dia de esta nación un noble experimento. El intento soviético de crear una república platónica en el Este de Europa ha sucumbido ante nuestra vista, nuestro propio intento de imponer el mismo tipo de ortodoxia centralizada utilizando las escuelas como un instrumento también se está resquebrajando, solo que mas lenta y dolorosamente. No funciona porque sus premisas fundamentales son mecanicistas, anti-humanas, y hostiles a la vida familiar. Las vidas pueden ser controladas por la maquinaria educativa pero siempre se revolverán con las armas de la patología social: drogas, violencia, auto-destrucción, indiferencia y todos los síntomas que veo en los niños que educo.
Ya es hora de que miremos hacia atrás para recobrar una filosofía educacional que funcione. Una que me gusta especialmente fue la favorita de las clases dirigentes europeas durante miles de años. Utilizo tanto de ella como me lo permite mi condición deprofesor, es decir, tanto como puedo dentro de la institución de la escolarización obligatoria. Creo que funciona tanto para los niños pobres como para los ricos.

En el núcleo de este sistema de educación para las élites está la creencia de que el auto-aprendizaje es la única base del verdadero aprendizaje. En cualquier sitio en este sistema, a cualquier edad, encontrarás acuerdos para colocar al niño solo en un punto no definido y con un problema que resolver. Algunas veces el problema lleva implícito grandes riesgos, como el problema de cabalgar un caballo o hacerlo saltar, pero eso, claro, es un problema satisfactoriamente resuelto por miles de niños de la élite antes de cumplir diez años. ¿Podemos imaginar a alguien que haya superado tal desafío que alguna vez le faltara confianza en su habilidad para hacer algo?. A veces el problema es un problema de superar la soledad, como hizo Thoreau en Wald en Pond o Einstein en Suiza.

Uno de mis antiguos alumnos, Roland Legiardi-Lura, aunque huérfano de sus dos padres y sin herencia, cogió una bicicleta y atravesó solo los Estados Unidos cuando apenas había superado la niñez. No nos puede extrañar entonces que ya siendo un adulto, decidiera hacer una película sobre Nicaragua, aunque no tuviera dinero ni experiencia previa en la realización de películas, y que ganara un premio internacional, aunque su trabajo regular fuera el de carpintero.
Ahora estamos hablando todo el rato de que nuestros jóvenes necesitan desarrollar auto-conocimiento. Ya basta de tanta charlatanería. Tenemos que crear experiencias escolares que devuelvan a los niños su tiempo, necesitamos confiarles desde una edad temprana con independencia de estudios, quizás programado desde el colegio pero que tenga lugar fuera de la institución educativa. Necesitamos crear un curriculum donde cada niño tenga la oportunidad de desarrollar su individualidad y su auto-confianza.

Hace poco cogi setenta dólares y envié a una niña de doce años de mi clase con su madre - que no hablaba inglés - en un autobús hacia la costa de New Jersey para encontrarnos con el jefe de policía del distrito de Sea Bright para comer y disculparnos por contaminar la playa con un casco de Gatorade. A cambio de esta disculpa pública habíamos quedado en que el jefe de policía le enseñaría el trabajo de un policía de barrio durante un dia cualquiera. Unos días después, dos más de mis alumnos de doce años viajaron solos a la Calle West First desde Harlem donde empezaron el aprendizaje con un editor de periódicos, la siguiente semana tres de mis alumnos se encontraban en mitad de los muelles decarga de Jersey a las seis de la mañana, estudiando la mente del presidente de una compañía de transporte por carretera que despachaba trailers hacia Dallas, Chicago y Los Ángeles.

¿Pertenecen estos chicos "especiales" a algún programa" especial"?. Bueno, en cierto modo si, pero nadie sabe sobre este programa salvo los chicos y yo. Solo son buenos chavales de Harlem, brillantes y alertas, pero tan mal escolarizados cuando me los encontré que la mayoría de ellos no sabían sumar o restar cantidades. Ni uno de ellos sabía la población de Nueva York o cuan lejos está Nueva York de California.¿Eso me preocupaba? Por supuesto, pero tenía confianza en que según iban ganando confianza en si mismos también se convertirían en sus propios maestros, y solo la auto-enseñanza tiene un valor a largo plazo.
Tenemos que devolver a los niños tiempo libre desde ya mismo porque esa es la clave para el auto-aprendizaje, y debemos re-introducirles en el mundo real tan rápido como sea posible para que el tiempo libre pueda ser gastado en algo más que abstracciones. Es una emergencia, requiere una drástica acción de corrección -nuestros niños están cayendo como moscas dentro de la institución escolar, ya sea buena o mala, no importa. Es irrelevante.
¿Qué más necesita un sistema escolar re-estructurado? Necesita que deje de ser un parásito del trabajo de la comunidad en la que se inserta. De todas las páginas escritas en la contabilidad de la historia, solo existe una entrada donde se recluya a nuestros jóvenes y no les pidamos nada de ellos al servicio del bien común. Llego incluso a creer que necesitamos hacer de los servicios a la comunidad una parte importante de la enseñanza escolar. Además de la experiencia enriquecedora que supone trabajar de forma no egoísta, es la forma más rápida de dotar a los jóvenes de responsabilidades reales en la vida corriente.

Durante cinco años manejé un programa escolar "autónomo" donde cada niño, pobre y rico, listo y no tan listo, tenía que dar 320 horas de trabajosos servicios a la comunidad. Decenas de estos niños volvieron años después, ya crecidos, y me contaron que la experiencia de ayudar a alguien les había cambiado sus vidas. Les había enseñado a ver desde otra perspectiva, a repensar metas y valores. Ocurrió cuando tenían trece años, durante el programa de practicas de Laboratorio, y solo fue posible porque el distrito escolar rico de al lado estaba en reestructuración. Cuando volvió la "estabilidad", el laboratorio común cerró. Fue una experiencia muy satisfactoria con un grupo de jóvenes bastante heterogéneos, a un coste demasiado bajo, como para permitir que continuara...
Estudio independiente, servicios a la comunidad, aventuras y experiencia, largos periodos de privacidad y soledad, un millar de diferentes formas de aprendizaje, una por dia o más tiempo ? estas son medidas potentes, baratas, y efectivas de empezar una reforma real de la escolarización. Pero ninguna reforma a gran escala va afuncionar de forma que permita recuperar a nuestros jóvenes ya dañados ni a nuestra sociedad enferma hasta que impongamos abiertamente la idea de que la escuela debe incluir a la familia como motor principal de la educación. Si utilizamos la escolarización para separar a los hijos de los padres - y no nos engañemos, esa fue la principal función de las escuelas desde que John Cotton lo anunciará como el propósito de las escuelas de Bay Colony en 1650 y Horace Mann lo enunciara como el propósito de las escuelas de Massachussets en 1850 - vamos a continuar con el espectáculo de horror que tenemos ahora.
El "Curriculum de la Familia" está en el corazón de cualquier buena vida. Nos hemos alejado de ese curriculum; es hora de volver a ello. La forma de devolver la salud a la educación es que nuestras escuelas se liberen del dominio absoluto de las instituciones sobre la vida familiar, es promocionar durante el tiempo de escolarización confluencias de padres e hijos que fortalezcan los lazos familiares. Ese fue mi fin último cuando envié a la chica y su madre al distrito de la costa de Jersey para encontrarse con el jefe de policía.
Tengo muchas ideas para formular un curriculum familiar y estoy seguro que muchos de ustedes también las tienen. Nuestro mayor problema en conseguir que una vez popularizada esta forma de pensar pueda el sistema educativo ser reformado ya que tenemos unos intereses creados que se apropian de antemano de estas ideas para continuar con la escuela como está, a pesar de la utilización de una retórica aparentemente contraria.Tenemos que exigir que nuevas voces y nuevas ideas sean escuchadas, mis ideas y las vuestras. Ya hemos tenido un amplio repertorio de voces muy autorizadas y con eco en medios escritos y televisión; una década de debate para todos es lo que se necesita ahora, no más opiniones de "expertos". Los expertos en educación nunca han tenido razón, sus "soluciones" son costosas, auto-complacientes, y siempre requieren mayor centralización. Ya hemos visto los resultados.Es hora de volver a la democracia, al individualismo y a la familia.Ya dije lo que quería decir. Gracias.


(*) John Taylor Gatto fue galardonado durante tres años consecutivos como Maestro del Año de Nueva York, el último de los cuales decidió abandonar sus treinta años de carrera con un artículo en el Wall Street Journal ("I quit, I think"). Desde entonces trabaja incansablemente en la crítica al sistema educativo vigente. Sus libros más recientes son "Dumbing us Down"y "Underground History of American Education"