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Opinión

Homeschooling. La educación en casa

Publicado en Todopapás

La escolarización con tres añitos se le hizo a mi hijo insufrible y la crisis fue brutal, arrastrando a todos los miembros de la familia con él. A partir de ahí se inició por nuestra parte un largo proceso de búsqueda. Al final, viendo y sintiendo que si se continuaba en la educación oficial iba a acabar aborreciendo el proceso de aprendizaje tan sano, natural e inherente al ser humano, decidimos que la opción de la educación en casa se hacía mucho más respetuosa, empática, dulce y tierna con nuestros hijos, sobre todo en edades tan tempranas, y así nos decidimos a probar este otro camino.



Así fue como Hadrián, de ahora 7 años, abandonó la escolarización oficial y pasó a formar parte de los más de 4.000 niños que en España no asisten al colegio, sino que sus padres han optado para ellos por una educación en el hogar o en escuelas no regladas. Al igual que él, sus dos hermanas pequeñas, Lidia, de 5 años y Elisa, de 2, estudian en su casa con la ayuda de sus padres.

 

El homeschooling o educación en casa nació en Estados Unidos en los años setenta. Esta tendencia significa asumir de forma integral la educación de los hijos, tanto en los aspectos de adquisición de conocimientos y habilidades, como en la transmisión de valores y principios, sin delegar ninguna de estas funciones en instituciones educativas.

 

A principios de los años 90, solo 40 familias en España habían optado por esta alternativa para enseñar a sus hijos. Sin embargo, en las últimas dos décadas este movimiento ha crecido considerablemente, gracias también en parte a la creación de agrupaciones como la Asociación para la Libre Educación (ALE). ALE es el principal referente en España del homeschooling y agrupa a familias e individuos que creen que la educación en el hogar es una opción responsable y adecuada para sus hijos y que buscan conseguir en España la misma legalidad que goza este tipo de enseñanza en otros países como Estados Unidos, Canadá, Francia…

¿Es legal en España?

 

En nuestro país no está regulado pero hay sentencias que pueden ayudar a crear un marco legal apropiado. En la Constitución española, en su artículo 27.4, se dice que: “la enseñanza básica es obligatoria y gratuita”. Lo cual deja en un limbo legal a quienes plantean la posibilidad de educar a sus hijos al margen de la escuela, ya que generalmente se tiende a pensar que se trata de una práctica ilegal.

 

Algunas familias han sido denunciadas ante los departamentos de bienestar social por no escolarizar en centro educativo a sus hijos. Se consideró, en estos casos, la no escolarización como un indicio de malos tratos o abandono. Muy pocas de estas denuncias han llegado a los tribunales. La mayoría de los jueces desestiman el caso al comprobar que no existe tal abandono de las obligaciones, si no más bien un mayor celo del habitual. En la mayoría de los juicios habidos, la sentencia ha sido favorable a las familias. En el peor de los casos, se ha "condenado" a los padres a escolarizar en centro educativo. Atentaría al sentido común que se retirase al custodia de los hijos habiéndose comprobado que no existe la presunta desatención. Tal cosa no ha ocurrido nunca. Sin embargo, al sentirse tan acosados, algunos padres han desistido en la intención de educar a sus hijos en casa en algún momento del duro proceso.

Las familias asociadas en ALE entienden, como muchas otras que no escolarizan a sus hijos, que “la Constitución ampara la libertad de las familias a elegir la manera que consideren mejor para educar a sus hijos. Y también, que existe una falta de regulación o legislación al respecto de la educación en el hogar que dificulta la obtención de certificados académicos y la eventual incorporación de nuestros hijos al sistema de enseñanza presencial, no en función de una falta de formación, sino porque no se contempla que puedan existir formas alternativas de adquirirla”.

¿Por qué elegir esta opción?

 

Laura es madre de un niño de 4 años y medio. Para ella, elegir esta opción fue una consecuencia directa (como en la mayoría de los casos) de una mala experiencia al empezar su pequeño la escolarización. “Cuando nació el niño, preocupada por el bajo nivel académico español, me informé sobre los recursos que utilizaban los homeschoolings americanos y encontré algunas cosas muy interesantes. Empecé a aplicarlo al margen del colegio. El niño fue a la guardería a partir de los 11 meses y lo saqué al inicio de la escuela infantil, en Preescolar 3, a los 3 años y medio de edad. Lo saqué porque entonces ya sabía que sí se podía hacer aquí y porque tuvimos varios problemas con la maestra. Resumiendo mucho: a los dos años, un niño de 5 le hacía bullying; además, su nivel era muy superior al del resto de niños y la maestra nunca supo adaptarse a eso; por último, en P3 se le escapó varias veces (cuando es un niño que nunca se le ha escapado a nadie)”.

 

Al igual que Laura y Marta (la madre de Hadrián, Lidia y Elisa), muchas familias optan por la educación en casa por diversos motivos. Algunas esgrimen razones religiosas o ideológicas, otras consideran esta alternativa la más adecuada para la adquisición de conocimientos y habilidades para sus hijos e hijas. En cualquier caso, los tutores legales de estos niños y niñas, eligen esta opción porque creen que pueden ofrecer una educación mejor si no la delegan a las instituciones escolares.

 

“El sistema educativo –añade Laura- no permite la diferencia, no tiene en cuenta la individualidad de cada niño. Por tanto, no se respeta su tiempo, sus ritmos, sus intereses, sus aptitudes ni sus pasiones. El estado no debería tratar de imponer un currículo igual para todos. A muchísima gente no le ha servido de nada en la vida saber hacer una raíz cuadrada o analizar una frase. La mayoría, de hecho, lo hemos olvidado. Si hubiera alguna catástrofe natural y tuviéramos que volver a vivir como en la edad de piedra, ¿nos salvaríamos? Desde luego, las habilidades que nos ayudarían a sobrevivir no serían las que aprendimos en el cole”.

Para Marta, “en la educación estatal los problemas son múltiples, no solo a nivel académico, sino también a nivel formal. Es un sistema directivo, donde la iniciativa curricular de los alumnos no existe, por lo que no existe posibilidad de satisfacer un mínimo de ritmos propios, ni de curiosidades naturales. Alumnos exclusivamente de la misma edad, van en grupos de ratios demenciales (25 niños en un aula es una locura), cinco o más horas al día, para que un profesor les diga lo que tienen que aprender, todos lo mismo, al mismo tiempo, estén o no preparados para ello, les interese o no, les guste o no. Las asignaturas son compartimentos estancos, cuando la vida y la realidad no lo es. La curiosidad natural se calla con un “eso no toca hasta el trimestre que viene”, y el que no es capaz de seguir el ritmo marcado, es excluido en clases de apoyo, en el mejor de los casos.

 

Se empieza con la presión en lectoescritura (a los 4-5 años, una aberración), en hábitos de pasividad (estar sentados, callados, ir en filas), de uniformidad (todos iguales, mandilones del mismo color, no seas diferente), cuando no se le ha dejado al niño ni siquiera disfrutar de años de creatividad libre, contacto con la naturaleza ni el más mínimo aprendizaje por experimentación, ni tampoco se le deja asimilar el concepto de la diferencia”.

 

El día a día de la educación en casa

 

Cada caso es un mundo y cada familia también. Las hay que no tienen horario ni sistema y dejan que los hijos aprendan a través de la experiencia, otros prefieren montar su escuela en casa, hay quien se pasa la vida en museos, otros recurren a tutores…

 

Laura y su peque son unschoolers, “lo cual no significa que no hagamos nada –aclara-, sino todo lo contrario. Nuestra clase es el mundo entero, y no dividimos el conocimiento en asignaturas. Esto va más allá de lo académico y creo que tiene mucho que ver con un estilo determinado de crianza: el attachment parenting. Considero fundamental que los niños se autorregulen, por eso en casa no hay horarios de comida ni sueño, por ejemplo.

 

Aunque mucha gente no lo crea, es posible que un niño estudie, por ejemplo, matemáticas porque le gusta sin que nadie le obligue. La función del padre que educa en casa es la de hacerle ver todas las posibilidades que el mundo le ofrece. El niño no va a decirte que no le gustan las mates si no sabe que existen las mates. En cambio, si sabe que existen y, además, sabe que tienen una utilidad, él mismo va a querer aprenderlas. La automotivación es fundamental para que la educación en casa funcione.

 

No seguimos ningún programa ni tengo intención de hacerlo. Al currículo oficial no le encuentro el sentido. Conozco personalmente a un niño de doce años que no sabe analizar una frase, pero que ve un agujero en el suelo y puede decir exactamente qué animal lo ha hecho.


Obviamente, si algún día quiere reincorporarse al sistema, tendrá que ponerse al día en el programa oficial. Tampoco es que eso me suponga algún tipo de conflicto interno ni nada parecido. Mientras yo pueda hacerme cargo y él no quiera ir, no irá. Porque, aparte de la opinión de los padres, no debemos olvidar la opinión de los niños. El mío tiene clarísimo que no le interesa ir al cole "porque me gusta pintar lo que yo quiero cuando quiero y leer lo que quiero cuando quiero" (palabras textuales). Pregunta a los niños que conoces si quieren ir al cole o no… ¡es sorprendente la cantidad de niños que responde que no!”.

 

Nosotros –explica a su vez Marta- asumimos integralmente el acompañamiento a los procesos de aprendizaje de nuestros hijos. Para cubrir algunos de los aspectos legales de la cuestión y tener el apoyo de una comunidad (virtual) donde hay más familias con similares inquietudes, hemos matriculado a nuestro hijo mayor en Epysteme, una asociación que mantiene un convenio con una escuela norteamericana, donde la educación en casa está regulada y es perfectamente legal. Esta escuela tiene varios programas, y nosotros hemos elegido el programa libre, donde solo entregamos dos proyectos obligatorios al año, y el informe final realizado por nosotros sobre lo trabajado en todo el año.

 

En cuanto al día a día, el nuestro se articula para ofrecer un espacio donde los niños se puedan encontrar a gusto, respetando ritmos, priorizando sus intereses y ofreciendo pero sin forzar. Carece de horarios fijos, los niños se levantan cuando quieren, habitualmente desayunamos tranquilamente, charlamos un rato, y antes de que se vayan a jugar libremente otro rato, decidimos entre todos qué haremos por la mañana. Esto, según el día que esté (climatológicamente hablando), puede ser alguna actividad en casa (lectura, juego con números, algún proyecto en el que estemos trabajando) o puede ser alguna actividad fuera de casa (ir a la biblioteca, quedar con una familia inglesa amiga nuestra, bajar a la playa un rato, etc.).

Por la tarde, habitualmente, acuden a actividades fuera de casa. Este año aún no las hemos decidido, pero el año pasado, Hadrián entrenaba en un equipo de fútbol local, acudía una vez a la semana a la Escuela Municipal de Música y a una hora de inglés con una amiga de la familia. Lidia ensayaba en la Escuela Municipal de Teatro y acudía con Hadri a inglés. El resto del tiempo, juegan en los parques y playas.

 

Además de esta rutina, siempre solemos ir a cuentacuentos de las bibliotecas, títeres, teatro infantil, a ver algún deporte o alguna actividad o taller que les pueda atraer. Los días de la semana no son tan rígidos, ya que por ejemplo podemos no hacer nada un lunes y trabajar mucho un domingo…”.

 

Una opción controvertida

 

Estoy completamente satisfecha con la decisión tomada y no la cambiaría por nada del mundo –añade Laura. Pero no me atrevería a recomendarla porque es algo muy personal. Es una opción claramente minoritaria y no todo el mundo está dispuesto a nadar contra la corriente. Hay que estar preparado no sólo para educar a los hijos sino también para lidiar con preguntas  y comentarios de gente no siempre bien intencionada. Ahora bien, si alguien está dispuesto a ello, le diría que ni lo dude por un momento. Yo vi cambios en el niño en solo dos semanas de haberlo sacado del colegio. Estaba más despierto, más observador, más relajado; son niños que tienen muy claro lo que les gusta y lo que no, lo que les interesa y lo que no, y saben relacionarse con gente de todo tipo y de toda edad. Aunque no es fácil, porque a veces te sientes sola o incomprendida y constantemente juzgada, yo sólo le veo ventajas. Me basta con mirar a mi hijo y ver su felicidad, su seguridad en sí mismo y ver lo que se ha fortalecido el vínculo entre nosotros”.

 

Laura no anda descaminada con la opinión general que se tiene sobre la educación en casa. Según una encuesta realizada por la web todopapas, un 69,5% de los encuestados consideran que se priva a los niños de la socialización; un 9,3% cree que los niños tendrán carencias en su aprendizaje; un 7,9% piensa que si al enseñanza es obligatoria por algo será; un 9,3% opina que es una opción válida frente a una educación pública masificada; y solo un 4,2% afirma que es la mejor, ya que es el niño quien descubre sus potencialidades.

Sin embargo, ni Marta ni Laura están de acuerdo con las opiniones contrarias al respecto. “Sus amigos –explica Marta- están por todas partes, en la propia familia, en el vecindario, en las actividades que hacen, en los hijos de los amigos, etc. Y no me consta que hayan tenido ningún problema por eso. Al revés, suelen estar “muy solicitados” para jugar.  Educar en casa y prescindir de ese servicio que nos ofrece el estado, para asumir nosotros esa tarea, no significa aislarnos del mundo; de hecho, incluso pueden llegar a estar más aislados esos pequeños de tres, cuatro, cinco años a los que se les deja en el centro escolar a las ocho de la mañana con el desayuno escolar, y se le recoge a las seis y cuarto de la tarde, con la última actividad extraescolar…”.

A toda esa gente (que sé que es mucha) –termina Laura- que piensa: "yo lo haría, pero no puedo porque no estoy capacitada, porque no tengo dinero, porque nadie me apoyaría, porque soy madre soltera, etc.", le digo: nadie está más capacitado para educar a un niño que sus propios padres. No te preocupes por la Física y la Química, ya encontrarás a alguien que se lo enseñe, no necesitas más dinero del que tienes, no necesitas montar una biblioteca y un laboratorio en casa; si quieres hacerlo, hazlo, te sorprenderá cuánta gente te comprende y te apoya. Yo soy madre soltera y educo en casa”.

 

FUENTE: Asociación para la Libre Educación (ALE), www.educacionlibre.org.

La casa no es una escuela

Más de 400 familias reclaman tener la posibilidad de educar a sus hijos en el hogar - España defiende que la convivencia entre los niños es una materia imposible de sustituir

PILAR ÁLVAREZ 22/10/2008 (El País)

El debate sobre la escolarización en casa se abre paso en España de la mano del País Vasco, donde el PP y el Defensor del Pueblo defienden su regulación, y de una realidad marcada por extranjeros que habitan parte del año en la costa. Buena parte de los socios europeos y EE UU lo permiten.

El debate sobre la escolarización en casa se abre paso en España de la mano del País Vasco, donde el PP y el Defensor del Pueblo defienden su regulación, y de una realidad marcada por extranjeros que habitan parte del año en la costa. Buena parte de los socios europeos y EE UU lo permiten.

¿Es posible aprender en casa todo lo que se enseña en el colegio? ¿Pueden un padre o una madre sustituir a los profesores en la evaluación de sus hijos? Quienes defienden la educación en casa o homeschooling sostienen que sí, que los niños pueden formarse en el hogar como si fuera un aula, que su madre puede ilustrarles sobre las matemáticas mientras el padre prepara los dictados de lengua, como ocurre en otros países y como exige un grupo de familias españolas que ha llevado el debate al Parlamento vasco.

En España la escolarización es obligatoria. Educar en casa -una opción asociada a élites y a familias antisistema- es ilegal salvo en tres supuestos: enfermedad del alumno, vida itinerante o residencia en el extranjero. El resto se equipara al absentismo, un fenómeno sin cifras oficiales. La Asociación de Libre Educación (ALE) cuenta unas 400 familias en España. Esta agrupación, que tiene el respaldo del Defensor del Pueblo, ha conseguido involucrar en su causa al PP vasco, que presentará una segunda iniciativa antes de Navidad para su regulación. Los que están a favor defienden que se puede dar una atención más personalizada a cada niño. Quienes están en contra, dicen que la socialización se alcanza en la escuela y que ningún padre o madre es competente en todas las disciplinas.

Ketty Sánchez, con cuatro hijos de 7 a 13 años, lleva casi dos años enseñándoles en su casa de Irún. Quería agrupar a sus niños en un colegio concertado religioso, pero sólo entraron dos. Y decidió hacerlo por su cuenta. Ayuntamientos y servicios sociales son quienes deben controlar que los niños estén escolarizados. Lo hacen gracias a denuncias policiales o de vecinos que encuentran a los menores en la calle en horario lectivo. Pero no existe un organismo específico que controle a quienes están en sus domicilios, según un portavoz del Ayuntamiento de Madrid. Además, si el caso acaba en denuncia, lo normal es enfrentarse sólo a sanciones administrativas, como la supresión de subvenciones, explica una portavoz del Ministerio de Educación. La cuestión difícilmente entrará en el terreno penal.

"No tengo constancia de sentencias condenatorias", indica Jaime Tapia, ex juez de menores de Vitoria y miembro de Jueces para la Democracia. "Es un tema ilegal pero no implica que se produzca una infracción penal", añade. El caso de Ketty Sánchez llegó a la Fiscalía de Menores de Guipúzcoa por una denuncia de la inspección educativa que acabó archivada con ese mismo argumento. Esta mujer dirige una academia de idiomas con su marido, el norteamericano Michael Branson. Los primeros meses de homeschoo-ling, sus hijos seguían las lecciones con el manual de su antiguo colegio desde el salón. "Eran las asignaturas básicas pero enseñadas más rápido", cuenta Sánchez, licenciada en Lengua e Historia. Sus hijos dedican cuatro horas, de 9.00 a 13.00, a matemáticas, lengua, historia, geografía, literatura o conocimiento del medio. Por las tardes van a la academia a aprender inglés, alemán y euskera, dan música y juegan. Todos tocan el piano y otro instrumento. En la academia conviven con otros niños y un viernes al mes se reúnen con más familias partidarias del homeschooling. Consideran que es suficiente para que sus hijos se socialicen.

Pero, para distintos expertos, la convivencia no es completa sin pasar por las aulas. "Se trata de que coincidan edades distintas, culturas diferentes, gente con discapacidad, de otros países..., eso sólo lo puede dar la escuela", según Miguel Recio, ex miembro del Consejo Escolar del Estado. "La institución escolar contribuye a que los estudiantes aprendan a vivir juntos, a respetarse, a ser solidarios, a construir sus propios valores mediante la reflexión y el encuentro con los valores de los otros. La educación en casa tiene el serio riesgo de perder esa posibilidad enriquecedora", añade Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología Evolutiva y Educación y ex secretario de Estado. "No es lo mismo saber que saber enseñar, ningún padre tiene derecho a dar una asignatura de manera parcial a su hijo", añade Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

Los expertos establecen cuatro categorías generales de homeschooler: sectas ideológicas o religiosas, formas de vida alternativas, desencantados de la escuela que creen que pueden hacerlo mejor o quienes se adaptan, por ejemplo, a un difícil horario por estudios artísticos o deportivos. Y considera que cada forma debería considerarse de manera distinta. En lo que sí coinciden casi todos es en que no es lo mismo faltar a clase por ser absentista que por aprender en casa. Y en que debería considerarse de forma diferente.

¿Cómo está contemplado hasta ahora? La Constitución establece la obligación de una educación básica y gratuita. No alude a la escolarización. Sí lo hace la Ley Orgánica de Educación (LOE) que obliga a 10 años de escolaridad. Los padres que educan en casa se aferran a que la Constitución deja la puerta abierta y a la Declaración de Derechos Humanos, que les da un "derecho preferente" para elegir la educación de sus hijos. "Dentro del marco educativo existen centros con idearios distintos que garantizan la atención a la diversidad sin necesidad de educar en casa", rebate Javier Vidal, director general de Evaluación y Ordenación del Sistema Educativo del Ministerio de Educación. Vidal considera que permitir esta opción sería "muy difícil de controlar" porque habría que crear un sistema alternativo de seguimiento de esos alumnos.

Los padres que educan en casa se apoyan en los ejemplos de otros países (Francia, Inglaterra, Italia, Portugal o Estados Unidos, entre otros) para reclamar que no es tan difícil. Paco González, doctor en Pedagogía, mantuvo la matrícula de sus dos hijas, de 17 y 13 años, en Inglaterra cuando se mudó a Alcalá de Henares (Madrid). Se educan en casa y se examinan por libre fuera. Asegura que su modelo ha permitido "más flexibilidad" a sus hijas para descubrir lo que más les gusta. Daniela, la mayor, es una apasionada de la danza, la fotografía artística y el diseño. Para el curso que viene buscará una universidad inglesa en la que estudiar moda.

La pequeña, Stephanie, se levanta dos horas antes de empezar sus clases para tocar el piano. La familia entera se apuntó este verano a un campamento como monitores de inglés. Hacen muchas actividades juntos, algo que tampoco aprueban los expertos en educación. "Tal vez no sea bueno que coincida año tras año la autoridad académica y la autoridad familiar", señala Marchesi. "En estos modelos hay una tendencia a la sobreprotección, el niño se tiene que caer en el patio, discutir con los compañeros..., una familia no puede suplir al profesor ni a los compañeros de clase", añade Canalda.

El Defensor del Pueblo y el Defensor del Pueblo Andaluz piden a las administraciones un estudio detallado y una regularización. El último en pronunciarse ha sido Íñigo Lamarca, el ararteko (Defensor del Pueblo vasco), que en una resolución de este año resalta "la necesidad" de debatir un posible reconocimiento legal de esta fórmula con una salvedad: los derechos del niño. "Los padres no pueden dar la educación que quieran a sus hijos porque no son de su propiedad; esa educación también compete a los poderes públicos y no puede ser un subterfugio para que los padres tengan carta blanca", explica.

El Ararteko recibió una queja de Ketty Sánchez. El PP vasco también llevó su caso al Parlamento en primavera de la mano de su portavoz de Educación, Iñaki Oyarzabal. "No queremos un vacío legal que pueda desproteger a las familias", explica Oyarzabal, que pide "una regulación que garantice la educación del niño y la libertad de elección de los padres". Medio año después de la comparecencia de Ketty Sánchez en el Parlamento, el PP presentará otra iniciativa para exigir al Gobierno vasco que se pronuncie sobre la regulación antes de diciembre, antes de las elecciones. "Quieren mirar para otro lado y dejar correr la legislatura, pero volveremos a reclamar un debate", asegura Oyarzabal. A escala nacional, el PP va un paso por detrás. No exige una regulación, pero sí abre la puerta a estudiar un fenómeno "muy nuevo en España", según Juan Antonio Gómez Trinidad, portavoz popular de Educación en el Congreso. Los miembros de ALE reclaman que no obliguen a sus hijos a escolarizarse en un modelo que "no puede ofrecer todas las garantías", según Ketty Sánchez. "No da todas las garantías ni lo pretende, no puede sustituir a los medios de comunicación, a la vida, a la familia, pero todo el conjunto es mucho más útil para formar ciudadanos", rebate Miguel Recio.

La regulación por países

- España. La Ley Orgánica de Educación (LOE) establece 10 años de escolaridad obligatoria para todos los alumnos. La Constitución señala que es obligatoria la educación, no la escolarización, un extremo al que se aferran los padres que optan por enseñar en casa para exigir que se regule su opción.

- Portugal. En el país vecino se reconoce el derecho de los padres a orientar el proceso educativo de los hijos, según el Decreto Ley 556-80. Pueden educar en casa sometiéndose a evaluaciones a los cuatro, seis y nueve años.

- Francia. El código de educación francés establece que la educación es obligatoria entre los 6 y los 16 años y que puede ser impartida por instituciones públicas o privadas y uno de los padres o la persona que ellos elijan.

- Italia. El modelo italiano permite desde 1994 la educación en casa, pero establece en un decreto ley la obligación de los padres de demostrar que tienen la capacidad técnica y económica para ejercer de profesores, además de informar cada año a la autoridad competente.

- Reino Unido. La educación en casa está recogida en The Education Act (1996), que señala que los padres de hijos en edad escolar deben facilitarles la educación a tiempo completo adecuada para su edad, habilidad y aptitudes o necesidades especiales en una escuela "o de otra manera", lo que deja la puerta abierta a quienes optan por el homeschooling.

- Bélgica. Hace más de 25 años que la educación a domicilio está permitida para las familias belgas. El artículo 1 de la Ley sobre la Obligación Escolar admite esta opción, pero señala que las condiciones las debe fijar el Gobierno.

 

Escolarizar es la mejor forma de educar

La escolarización obligatoria nació para asegurar el acceso a la enseñanza y evitar la explotación infantil. Ésta pervive hoy en campos a los que la ley llega mal, como la economía doméstica y sumergida, y escolarizar sigue siendo un modo de impedirla. La relación con el acceso a la cultura es menos clara, pues en la sociedad del conocimiento la educación es más necesaria y la escuela es la única oportunidad de muchos, pero después de traernos con éxito a la galaxia Gutenberg parece que se atasca ante la galaxia Internet. Esto, unido a sus problemas de convivencia, lleva a algunas familias a pensar que ellos lo harían mejor, base de la escolarización en casa (homeschooling).

En versión glamorosa bastan unas pocas familias de profesionales (alto nivel educativo) neorurales (lejos de la escuela) y con acceso a la Internet. Y, efectivamente, hay cosas que harán mejor que una escuela con su cuota de objetores discentes y docentes. El derecho es a la educación, y la escolarización es sólo un medio, ¿no?

Pues no. La escuela nació para socializar de otro modo que la familia, superando sus limitaciones. Para formar productores y ciudadanos, i. e., personas autónomas en una economía de intercambio y una sociedad demoliberal. Ya otras sociedades habían considerado a la familia insuficiente: desde la polis griega, con sus escuelas y barracones militares, hasta los artesanos y la nobleza medievales, enviando su prole a los talleres y cortes de otros.

La modernidad va más lejos, pues mercado y empresa requieren una disposición y lealtad en los vínculos débiles, y el Estado una identificación y solidaridad colectivas, que la familia no asegura. Porque podría no querer hacerlo y porque no basta con predicarlo, pues se precisa un proceso de experiencia que ella no puede proporcionar pero la escuela sí. La familia es una institución primaria y prepara bien para otras (la familia de destino, la parentela más amplia o la comunidad vecinal); la escuela es una institución secundaria y anticipa las características de otras no menos importantes: Estado, empresas, asociaciones...

Por eso es derecho y deber. Derecho, más allá del genérico a la educación, porque hay aspectos de ésta que sólo la escuela puede garantizar. Deber, porque también es un derecho de toda la sociedad frente al individuo. ¿Resulta, pues, inaceptable escolarizar en casa? No cuando la escolaridad choca con otros derechos del niño (no de sus padres) o actúa contra sus propios objetivos. Dos ejemplos rápidos: si las condiciones residenciales suponen largos desplazamientos (niños de varios hogares estudian a cargo de padres-adultos de alto nivel, quizá escolarizados vía Internet, etcétera, caso muy norteamericano); o si enseñanzas artísticas o deportivas, junto a las ordinarias, dan una jornada extenuante (un niño matriculado en un conservatorio cursa libre la ESO, en casa y con apoyos, caso bastante español). Pero la desescolarización total o parcial debe estar sujeta a que se garanticen sustitutivos de esa educación social atribuida a la escuela, controlando y verificando procesos y/o resultados.

No olvidemos que no todo es glamour: sectas y confesiones que se aíslan de otras creencias, etnias que desescolarizan a sus hijas púberes, extremistas que huyen del pluralismo... Piénsese en la ofensiva del ultraconservadurismo contra la Educación para la Ciudadanía. Si hoy se objeta la asignatura, ¿por qué no mañana a una escuela impregnada de su espíritu? La escuela es más que un proveedor de desarrollo personal: es un mecanismo de cohesión social.

Los niños educados en casa son más flexibles y sociables

IMA SANCHÍS  - La Vanguardia (La Contra) 15/09/2008

Xavier Alà Aguilar, socio fundador de la Asociación por la Libre Educación (ALE)

Tengo 45 años. Nací y vivo en Barcelona. Separado, con pareja y tres hijos de 19, 16 y 12 años que se han educado en casa. Licenciado en Filología Catalana, trabajo como profesor de secundaria. Mi política es que si a los niños se les deja, aprenden. Escoro hacia el budismo

Un profesor que educa a sus hijos en casa?

Quería vivir la vida con mis hijos, eso de verlos sólo de ocho a nueve de la noche me parecía triste.

¿Qué más?

Sabía que por necesidad el sistema educativo y los currículos escolares son rígidos e inflexibles, que lo ideal es la atención individualizada y que por lo general se ha perdido la vocación de maestro.

...

¿Qué ocurre entonces? Una lucha entre los alumnos y los profesionales de la enseñanza. Pero todo depende de lo que quieras conseguir: si quieres personas con criterio propio, la escuela no sirve para eso, pero sí para hacer personas amoldables socialmente.

Difícil elección.

La educación en familia implica asumir la educación, la formación y la instrucción de tus hijos; se trata de una educación flexible, lejos de horarios rígidos, de los cambios bruscos de materia y de la uniformidad escolar. Y hay muchas maneras de hacerlo.

Cuente.

Hay familias que siguen un sistema muy académico, haciendo horas en casa de materia de currículo que combinan con actividades fuera de casa, y otras que siguen lo que en Estados Unidos se llama el unschooling,que consiste en aprender y vivir sin los límites que impone la estructura escolar, que no es más que el reflejo de la sociedad.

¿En qué se traduce?

Es no vivir conforme a una vida que impone un horario, trabajar en algo que no te gusta para poder ganar un dinero que, a menudo, se gasta en cosas superfluas. Un niño que se educa en casa tiene más posibilidades de ir escogiendo lo que quiere hacer.

¿Qué dice la ley?

En el Reino Unido la educación en familia está aceptada y regulada, en España no está reconocida, hay un vacío legal. Si puedes demostrar que te estás ocupando de la educación de tus hijos, eso no es absentismo y, ante eso, la Administración no tiene respuesta.

¿Cuántas familias toman esta opción?

En el Reino Unido unas 25.000; en Francia, donde llevan más de 20 años, 3.000, y aquí se calcula que unas mil. Ejemplos conocidos son Mercè Rodoreda, Federica Montseny, Víctor Català y Joan Maragall, que educó a sus hijos en casa.

¿Padres con trabajos liberales?

Sin duda es una opción de vida, personas que renuncian a unas cosas en beneficio de otras y que se organizan para ello. Cada vez hay más casos de familias monoparentales.

¿Y si quieres un reconocimiento oficial de los estudios?

Tal como está la normativa española hoy, la única opción es presentarte a los 18 años a la prueba de madurez. Pero cada vez habrá más opciones, porque existe mucho fracaso escolar y muchos alumnos que se pierden por el camino. La otra opción es inscribir al niño en una escuela extranjera a distancia que pueda dar la opción de presentar un expediente de convalidación.

¿Llegan a la universidad?

Sí, algunos llegan, no es un impedimento educarse en casa, al revés, sus inclinaciones se perfilan más claramente y llegan a la universidad con más conocimiento sobre la materia escogida. Mi experiencia de 20 años como profesor de instituto es que muchos jóvenes se ven abocados a la universidad sin saber qué quieren hacer con sus vidas y que el fracaso universitario es muy alto, pero no hay estudios al respecto.

¿Y la socialización de los niños?

Ese es uno de los grandes mitos educativos, los niños educados en casa tienen un índice de socialización más elevado porque el hogar es una base desde la cual planear actividades, y se vinculan de manera mucho más libre con personas de diferentes edades y extractos culturales.

¿Son más flexibles y sociables?

Sí. Sin embargo, los niños escolarizados están muy acostumbrados a tratar con iguales y la relación con adultos suele estar más marcada por la indiferencia, y con los profesores a menudo es de manifiesta hostilidad.

¿Qué dicen los estudios?

El más reciente es el de Paula Rothermel (2002), de la Universidad de Durham, basado en 419 familias que educan en casa, con evaluaciones del desarrollo académico y psicosocial de los niños. Esos niños muestran una mayor destreza social y carencia de problemas de comportamiento, y académicamente altos niveles de logro. Los resultados en los exámenes sorprendieron incluso a los propios padres.

¿A qué se debe?

Son niños acostumbrados a tomar responsabilidades en sus familias y a motivarse ellos mismos en sus actividades diarias, y se benefician de la libertad de desarrollar las habilidades a su propio ritmo.

¿Y qué dice el estudio de la percepción de las propias familias?

Que tienen más espacio para las actividades familiares, la discusión y la espontaneidad. Valoran la unidad familiar y los padres participan más de lo que es habitual.

¿Y las peleas entre hermanos?

Entre las familias estudiadas hay pocos indicios de las rivalidades entre hermanos que frecuentemente se aceptan como algo normal, y el aprendizaje es negociado y diferenciado para cada hijo. Sin excepción, todos los padres están determinados a proveer un ambiente enriquecedor para sus hijos.

"Los niños educados en casa son más flexibles y sociables"

Confianza

 Hoy a las 12 de la mañana frente al Parlament se celebra la jornada internacional para la Libre Educación, que se convoca en todo el mundo y que aquí promueve la Coordinadora Catalana Educar en Familia (Educarenfamlia. org) para reivindicar el reconocimiento y la regulación de esta opción. Alà es uno de sus pioneros y el director para España de Clonlara School, un programa de educación de apoyo para familias que educan en casa. Este maestro ha educado a sus hijos en casa ( "pero lo he hecho como padre, no como maestro"). "La palabra clave es confianza, porque si se les deja aprenden. Yo estoy sorprendido de la cantidad de informaciones y conexiones que tienen mis hijos", explica.

Will Smith vende las virtudes de educar a los hijos en casa

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OLGA PEREDA

MADRID

Will Smith es un padre de familia preocupado. El actor, de 39 años, quiere que sus dos hijos aprendan a ser "ciudadanos del mundo", algo que no se enseña en las escuelas de EEUU. La solución es, pues, que los niños no vayan al colegio sino que se eduquen en casa. Así lo hace él y, dice, le va de maravilla.El campechano actor estadounidense, que ayer visitó Madrid para promocionar la película Soy leyenda, recalcó que las lecciones de la vida no se aprenden en escuelas públicas ni privadas, de donde salen chavales solo preparados para "trabajar en fábricas o delante de ordenadores". Smith insistió en que sus dos hijos, de 9 y 7 años, van mucho más allá. "Los niños tienen que aprender que no están solos en el mundo, que su vida depende de los demás. Y lo que es más importante: que uno trabaja para dar de comer a su familia".La corriente de educar a los hijos en casa --de la que Smith es el defensor más célebre-- es vista con cautela por parte de los estadounidenses. El motivo es que la mayoría de los que optan por este tipo de educación lo hace por causas religiosas ya que es un movimiento vinculado a los cristianos más conservadores, que no quieren que sus vástagos se contaminen. En la actualidad, más de un millón de chavales en EEUU (el 2% de la población escolar) aprenden en el hogar paterno y no en el colegio.Pero Smith no solo enseña a sus dos hijos cómo ser ciudadanos del mundo. También les ha inculcado el amor por su oficio. Si en el 2006 compartió cartel con su hijo, Jade, en la tierna En busca de la felicidad ahora lo hace con su hija, Willow, en Soy leyenda. "Ella siempre está viendo películas y me dijo que quería participar en esta. Es increíble que un hijo quiera hacer lo que su padre. No hay otra cosa que yo les pueda enseñar mejor, así que es mi responsabilidad hacer que siga siendo divertido para ellos", dijo.

PLANETA SIN VIDA

Soy leyenda se estrena en España el próximo miércoles. La película, de inconfundible sello estadounidense, narra la lucha del protagonista por devolver la vida a un planeta cuya población se ha extinguido por culpa de un virus letal. No es la primera vez que el anteriormente conocido como Príncipe de Bel-Air salva el mundo de las garras del mal, pero ayer vendió el filme como si fuera el primero. Su mayor virtud, reconoció, es la de divertir a los espectadores. "Me gusta entretener. Es lo que quiero", afirmó.La película --dirigida por Francis Lawrence y basada en una novela de Richard Matheson-- ha sido bien acogida por The New York Times, cuyo crítico A.O. Scott ha elogiado la "fuerza interpretativa de Smith". 

Publicado en el díario “El periódico” 15/12/07

Educación sin salir de casa. Cuando el hogar es también la escuela

El homeschooling es una nueva modalidad de enseñanza que propone que se instruya a los chicos desde pequeños en el ámbito hogareño. La crisis educativa –violencia escolar, paros, problemas edilicios, falta de recursos- hace que cada vez más padres la elijan. Y ya hay una asociación que la promueve. Desde la psicología, advierten que esos jóvenes pueden tener problemas para relacionarse con otros y con su inserción en el mundo real.

Sus tiempos son diferentes. Después de un desayuno cálido en familia, mamá le prende la compu y le pregunta qué quiere aprender hoy: ¿álgebra, geografía o literatura? “Literatura”, contesta, sin dudar, mientras ya empezó a leer de reojo las primeras líneas del libro. Más tarde visitará la biblioteca del barrio como lo hace a diario y se conectará a Internet, para ver si le mandaron el cuestionario de Historia. De este modo transcurre sus días un niño argentino cuyos padres han decidido que se eduque en el hogar, lo que implica no asistir a la escuela.

Porque el homeschooling –con ese nombre nació en los Estados Unidos– se practica en la Argentina cada vez con mayor frecuencia, y las respuestas que lo impulsan son: libertad, seguridad y capacitación. Julio Archet es el presidente de Educación Personalizada, un grupo de padres que se conectan a través de Internet para ayudarse, intercambiar ideas e información. “Los guiamos durante los primeros años y después ellos ya son autogestivos para desarrollar un programa de estudios. Usamos los mismos libros-guía que el sistema educativo, pero lo complementamos con abundante información y ejercicios. Utilizamos enciclopedias y desarrollamos los temas hasta donde entiendan. Son pocas horas pero muy intensas y dirigidas a lo concreto y no repetitivo, explica. Todos los padres que deciden educar a sus hijos en casa están amparados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y por la Ley Federal de Educación. Luego, los chicos pueden rendir exámenes libres y así ingresar a la Universidad.

“No necesitamos de la escuela para educar a nuestros hijos. Si de formación argentina hablamos, hay que recordar la cadena de bochazos al ingreso de las universidades y a los chicos que no saben una tabla de multiplicación. El sistema educativo no nos ofrece mejores posibilidades: no contemplan un ámbito adecuado desde lo edilicio, acústico, luminoso y ni hablar de las herramientas de trabajo y la seguridad”, justifica Archet. Flavia Vegezzi es madre de tres varones desescolarizados, como ella los llama. “Optamos por la educación a distancia y trabajamos por proyectos. Hacen trabajos de investigación, buscan información, la procesan, lo leemos todos juntos, discutimos y les pedimos que hagan informes, resúmenes o monografías. También van a prácticas de deportes, talleres de música o arte, de acuerdo a los intereses de cada uno.” Bajo este sistema y el uso indiscriminado de las bibliotecas barriales y de Internet, los chicos aprenden y alcanzan niveles muchas veces superiores, por manejar otros tiempos e intereses. También pareciera ser indispensables un nivel cultural alto por parte de los padres y, en algunos casos, un buen pasar económico. Por eso, cuando surge la pregunta fundamental: “¿Qué se requiere para educarlos en casa?”, Isabel Ferreira, madre de dos nenas y un varón que no asisten a la escuela, explica: “Nosotros no somos docentes, ni pretendemos serlo. No planificamos lo que nuestros hijos deben aprender. Estamos al servicio de sus intereses, respondemos a sus inquietudes al tiempo que surgen. En cuanto a la socialización, Archet cuenta: “Ellos no están todo el día metidos en casa. Tienen amigos, no muchos, los que ellos deciden. Son fieles, sencillos, proyectan paz interior, y están seguros de sí mismos”.

“Están más limitados a la hora de vincularse”

La licenciada Alejandra Marroquín es psicopedagoga y psicoanalista, coordinadora docente y supervisora del Equipo de Psicopedagogía del Centro Dos. Fundamenta que “ir a la escuela es una salida a lo familiar que es vital para cada persona. La escuela tiene una función no solamente de educar, sino también la de propiciar nuevos vínculos con otros referentes que no sean los familiares. Lo que tiene de fundamental es la socialización con nuevos referentes maestros y referentes pares, los que enriquecen el aprendizaje. Un chico que no tiene acceso al colegio está más limitado en sus vínculos. Un niño que aprende en la casa (un sistema que aunque parezca nuevo es antiquísimo ya que se asemeja mucho a cuando se llevaba a una institutriz para que se hiciera cargo de la enseñanza del chico), encuentra obstáculos en su salida al mundo que lo rodea. Pierde el interactuar con otros. Incluso existen casos en los que cuando un chico tiene dificultad en realizar la tarea, es indicación terapéutica que no la haga con los padres, porque con ellos tiene un vínculo de amor distinto al que puede crear con un docente. Un padre tiene que habilitar que el chico tenga un lazo con el maestro. Por eso, en este marco en el que muchos eligen educarlos en casa por miedo a la ola de violencia escolar y a la inseguridad, habría que pensar qué está pasando a nivel educativo para que exista esta modalidad. Hay que repensar ciertas cuestiones como qué hacemos con ciertos excesos de violencia que existen en nuestra sociedad y cómo debemos encararlo en la escuela.” 

Domingo 21 de Octubre de 2007Año II Nº 0201Buenos Aires, Argentina Diario Perfil

 

Unos padres canarios piden darle clase a su hijo en casa

La Consejería estudiará las circunstancias de la solicitud para ver si es posible que el niño no vaya al colegio

La Opinión de Tenerife Lunes 12 de noviembre de 2007

MARÍA PLASENCIA | SANTA CRUZ DE TENERIFE

La Declaración Internacional de Derechos de los Niños recoge la protección constitucional del derecho a la educación de todos los menores. Además, España obliga a la escolarización de todos los niños hasta al menos los 16 años, cuando concluye la Educación Secundaria Obligatoria. Sin embargo, esto no impide que haya padres que confían en poder dar a sus hijos la educación que merecen y solicitan ante la Administración educativa que les permitan a los alumnos abandonar el centro escolar y recibir las clases en el hogar.

Esto también ha ocurrido en Canarias, puesto que recientemente una familia de La Gomera ha pedido ante la Consejería regional de Educación impartir la educación de su hijo en casa. Así lo ha explicado el director Territorial de Educación , José Zenón Ruano, quien añadió que "ya se ha solicitado el informe pertinente a la Inspección". Ruano ha informado de que el procedimiento que se sigue en estos casos implica "analizar las causas por las que la familia ha decidido realizar esta situación, puesto que en algunos casos se puede permitir".

En ese sentido, el director Territorial de Educación ha considerado que "no es la opción que más barajamos, sólo se aceptaría en casos muy excepcionales" y ha añadido que "en estos momentos tendremos que analizar, conjuntamente con el Ministerio de Educación, las causas que han llevado a esta familia a realizar la petición".

José Zenón Ruano ha incidido en que "no es una situación normal y no se suele aceptar" puesto que, según ha entendido, "la escuela no sólo tiene una labor de formación o de educación, sino que también cumple importantes funciones de socialización de los menores". "Aún así, cuando se acepta que la educación la impartan los padres, hay que pedirles determinadas garantías para que se cumpla el derecho de los menores a la educación", ha añadido.

Petición o absentismo. Además, el director Territorial de Educación ha recordado que "hay que diferenciar a los padres y madres que nos solicitan dar las clases a sus hijos en casa y aquellos casos de absentismo que se detectan en los centros escolares y que son mucho más preocupantes". En ese sentido, Ruano ha recordado que "cuando un menor no asiste con regularidad al centro, se debe dar cuenta a los servicios sociales del ayuntamiento correspondiente, que realiza el informe oportuno" pero ha señalado que "en estos casos, lo que hay es más dejadez de los padres que intención de educarles en casa".

Posible con capacidad y disponibilidad

El hecho de que los padres y madres decidan educar a sus hijos en casa puede, como todo, tener varias visiones. En el caso del catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación, Esteban Torres , "incluso puede tener aspectos positivos, pero todo tiene su riesgo".

Así, el profesor de la Universidad de La Laguna considera que "en una primera reflexión, es de valorar que en la época en la que vivimos los progenitores realmente se impliquen en la educación de sus hijos", puesto que según entiende "hoy en día por lo general los padres se lavan las manos".

Sin embargo, Torres asevera que "hay que tener en cuenta muchas cosas antes de optar por una postura en contra o a favor, como por ejemplo la capacidad real que tienen los padres de dar a sus hijos la educación y formación competitiva que se requiere en la actualidad". "Si fuera así, y siempre que la disponibilidad de los progenitores lo permita, no tiene por qué haber ningún problema", recalca el catedrático, para el que "también hay que tener en cuenta que esa formación se debe completar con algún tipo de actividad que no impida a los menores la socialización que les imprime acudir a un centro escolar".

Teniendo en cuenta las tres variables de capacidad, disponibilidad y complementación, "lo único que le queda a la Administración por hacer es garantizar que efectivamente el menor está recibiendo una educación acorde con los valores que recoge la norma, y especialmente la Constitución", añade.

Por eso, Torres argumenta que "según las circunstancias especiales de cada familia, se puede aceptar que el niño no acuda al centro escolar" pero advierte del "peligro" que puede conllevar esta situación y que sitúa en que "al final, puede ocurrir lo que ha ocurrido siempre y es que sólo uno de los dos entregue su tiempo a educar a los hijos, que en este caso siempre será la mujer".

Denuncian a unos padres de A Coruña por educar en casa a su hija de 7 años


IRENE BASCOY / SANTIAGO
Unos padres de A Coruña fueron denunciados el pasado año tras decidir retirar a su hija del colegio y educarla en casa. La cría tiene siete años y son sus progenitores quienes le enseñan a leer y escribir en casa. Sus padres quieren que también su otra hija, más pequeña y en edad aún no escolar, se forme en el hogar y no en el aula. Esta familia que vive en Oleiros, un municipio coruñés pegado a la ciudad herculina, prefiere mantenerse en el anonimato y no quiere hacer declaraciones. Destapa su caso la presidenta de la Asociación para la Libre Educación (ALE), Sorina Oprean. Esta organización agrupa a 170 familias españolas que reivindican el derecho de los padres a educar a sus hijos fuera del sistema educativo tradicional.
"Están asustados con la denuncia. Les han amenazado con sacarles la custodia. Tienen dos hijas, a la mayor, el año pasado, cuando tenía seis años la matricularon en una escuela, pero a la niña no le gustaba y decidieron retirarla del colegio", explica Sorina Oprean, que además asegura que los padres de A Coruña han matriculado a su hija en un colegio de un país extranjero, que sí permite la educación a distancia y en casa y les garantiza un título para sus hijos.
Este caso gallego podría ser similar al que saltó a la opinión pública con gran revuelo en el País Vasco. Unos padres de Irún fueron imputados por el fiscal de menores de San Sebastián por educar a sus cuatro hijos en casa. Se enfrentan a la Ley de Enjuiciamiento Criminal como responsables de un delito relacionado con menores. Los niños están matriculados en un colegio norteamericano, pues en Estados Unidos, de donde es natural el padre de los críos, sí se permite la enseñanza en casa.
La familia de A Coruña no es la única que en Galicia apuesta porque sus hijos se formen en casa y no en la escuela. La asociación ALE tiene otra familia gallega como socia, pero estos padres tienen una hija pequeña que aún no está en edad de escolarización obligatoria. La intención de estos padres, que tampoco quieren hablar a la prensa, es ser ellos quienes enseñen a su niña Literatura, Ciencias, Matemáticas e Historia, además de valores y principios.
Sorina Oprean, la presidenta de ALE , sostiene que en Galicia, igual que en el resto de España, hay muchas más familias que las asociadas a su organización que no llevan a sus hijos al colegio porque prefieren educarlas en el seno del hogar.
Vacío legal
"Somos más padres, pero muchos no dan la cara para no tener problemas con la Administración y la Justicia. Si no escolarizas nunca a tu hijo y los vecinos no te denuncian porque ven que los cuidas bien, como es mi caso, es posible que la Administración no se entere", explica Sorina Oprean, quien defiende que en España hay "un vacío legal" y pide que se "regule" la educación en el hogar como una opción responsable de los padres, igual que ya se ha hecho en otros países, como Reino Unido, Francia, Portugal, Estados Unidos o Canadá. "Queremos educar a nuestros hijos en casa y que luego puedan ir al aula a hacer los exámenes", afirma Sorina Oprean.
"En España, no está prohibido educar en casa. La ley obliga a la enseñanza, pero no a la escolarización, y nosotros a nuestros hijos los formamos, pero en casa", insiste la portavoz de los padres que defienden esta fórmula alternativa a la educación en las aulas. También advierte de que hasta ahora la Justicia siempre ha estado de parte de los padres. "Hay jurisprudencia favorable, incluida una sentencia del Tribunal Supremo", observa.
Publicado en en farodevigo 11/noviembre/2007

Una escuela de andar por casa

EDUCACIÓN

La imputación de un matrimonio de Irún por educar a sus hijos sin llevarlos a un colegio ha abierto un amplio debate social. Expertos en educación hablan del asunto

CRISTINA TURRAU 

SAN SEBASTIÁN. DV. Un matrimonio de Irún ha sido imputado judicialmente por educar en casa a sus hijos de 12, 10, 8 y 6 años. Ketty Sánchez, profesora que regenta una academia de idiomas, donde ofrece formación a sus hijos, y su marido, el estadounidense Michael Branson, se han enfrentado al departamento de Educación del Gobierno Vasco. Defienden un derecho que consideran que debe de poder ejercer cualquier padre: el de educar a sus hijos. ¿Es una fórmula que debe ser admitida? ¿Habría que regularizarla como han hecho algunos países europeos o Estados Unidos? Tres expertos del área de la Educación y la Pedagogía opinan sobre la cuestión.  

  • JUAN CARLOS ADOT. Director de Herri Eskola de Elgoibar 

«La educación en casa no cubre bien el aspecto social» 

Aceptando el hecho de que pudieran existir otros sistemas paralelos, deberían estar legalizados. La inspección educativa debería llevar un control riguroso de los mismos. Se trataría de visitar a las familias y conocerlas. Y éstas, avisar de que no van a entrar en el sistema general, anunciar que van a educar a sus hijos en casa. Y la inspección de Educación debería comprobar que se trata de familias aptas para ello. Y entramos así en una distinción social. ¿Quiénes son aptas? ¿Las personas con mayor capacidad intelectual o mayor capacidad económica? Así se cubriría la parte de la instrucción. Pero queda el lado social, que en casa no se cubriría del todo. La escuela, con sus aspectos buenos y malos, es una microsociedad, con niños y niñas diferentes, que reproduce los conflictos que existen fuera. No hay que negarles la experiencia de enfrentarse y superar los conflictos que allí surgen.Creo que el mejor sistema es el que tenemos. Si la Administración piensa que debería haber otros, el control debería ser muy riguroso». 

1. ¿Qué le parece la fórmula de educar en casa? 

«Sin entrar a valorar el derecho de los padres a educar a sus hijos, considero que nuestro sistema intenta garantizar el acceso a la educación de todos los niños y niñas. Que los padres puedan ejercer por sí mismos ese derecho, me parece complicado. Porque unos lo pueden hacer bien y otros, menos bien. De momento, el único sistema que garantiza que todos los niños accedan a la educación es el actual. 

2. ¿Hay que admitir que existan sistemas educativos diferentes al oficial? 

«Por libertad, se deberían de admitir. ¿Pero eso significa que se puede educar a los niños y a las niñas como se quiera? Si cada colectivo humano quiere dar una enseñanza diferente puede ser bueno o puede ser malo. Porque es una forma de crear guetos. En vez de hablar de diversidad, que es lo que garantiza el sistema general, hablamos de diferencias». 

3. ¿Es el sistema educativo general el mejor de los posibles? 

«Es el menos malo. Decir cuál es el mejor es muy difícil. Pero de todos los sistemas que hemos tenido hasta ahora y de los conocidos es el menos malo». 

4.¿Qué opina de que el caso de la familia de Irun se haya llevado a la vía judicial? 

«No sé cuál ha sido el proceso para llevarlo a la vía judicial. Si alguno de los hijos estaba matriculado en un centro y dejó de acudir a él, por ley se investiga en qué situación se encuentran estos niños. Por qué no acuden a la escuela. En casos de absentismo escolar, la inspección educativa actúa. Si el procedimiento de la denuncia judicial es bueno para unos, mientras no exista otra normativa, la inspección debe de tratar a todos por igual. Tanto a aquellos niños que no van a la escuela por absentismo como a los que no van a la escuela porque los padres los educan. Otra cosa es si debería de haber otro sistema educativo. Pero ahora se ha hecho lo que se debía de hacer».   

  • FÉLIX ETXEBERRIA. Catedrático de Pedagogía en la UPV 

«Judicializar el caso de Irun ha sido un disparate» 

Se trata de proteger los derechos de los niños. Cuando se acude a la familia y se comprueba que la familia está atendiendo los derechos de sus hijos, hay que admitirlo. Y puede haber variadas razones para ello. Entiendo que desde Inspección no se ha ido a casa de la familia. No han hablado con ellos. Y ha abierto un trámite judicial, lo que me parece un disparate».El sistema educativo es lo mejor que tenemos. La escuela es la mejor máquina de enseñar. Eso no quiere decir que todos tengan que pasar por el mismo camino. Y tampoco que una alternativa como la de educar en casa tenga que generalizarse».Supongo que la Inspección educativa se encuentra en el dilema de cumplir la legislación, que dice que la enseñanza es obligatoria y por otro, respetar el derecho o la libertad a la familia a educar de una forma diferente, garantizando los niveles educativos. Pero han actuado erróneamente. Si hubiera detectado abandono, sería diferente.¿La Inspección educativa no tiene asuntos más urgentes y apremiantes de qué ocuparse? ¿No sería mejor garantizar el éxito escolar de los alumnos inmigrantes o el aprendizaje del euskera en una mayor proporción de la que existe actualmente?». 

1. ¿Qué le parece la fórmula de educar en casa?
 

«En principio, no me parece mal, con muchas matizaciones. La obligatoriedad de la educación escolar está muy bien, porque sirve para proteger los derechos de la infancia en los colectivos más desfavorecidos. Pero en determinados casos, como el de Irún, la enseñanza en casa puede tener su plena justificación. Y puede ser completamente aceptable. Porque se cumplen una serie de condiciones. La familia tiene inquietud. Se preocupan. La madre es profesora y se garantiza la educación de los niños. 

2. ¿Hay que admitir que existan sistemas educativos diferentes al oficial?

«Se trata de una educación alternativa que, en principio, no tiene por qué ser peor. Si estas familias cuentan con los apoyos necesarios para que sus hijos consigan un nivel académico suficiente, bastaría con un examen que lo acreditara. Tampoco creo que haya problemas de socialización, que puede producirse en el parque y en otra variedad de actividades. No tiene por qué ser que esos niños estén aislados. Eso es un tópico».

3. ¿Es el sistema educativo general el mejor de los posibles?

«Sí. Nunca ha habido un sistema tan bueno a lo largo de la Historia. Antes nunca hubo una escolarización general. Mis abuelos no fueron a la escuela. Ahora tenemos una educación general y obligatoria. En el tercer mundo hay más de 120 millones de niños sin escolarizar. ¿Qué bien les vendría que la escolarización fuera obligatoria! La educación no es hoy sólo para las élites o los privilegiados, lo que resulta un gran logro. Y es una enseñanza cada vez más científica y más seria. Concretamente en el País Vasco se ofrece una enseñanza bilingüe y en los índices comparativos del Estado resulta, junto con Navarra, una de las mejores.

4. ¿Qué opina de que el caso de la familia de Irún se haya llevado a la vía judicial?

«Me parece un disparate enorme. Está muy bien que la enseñanza sea obligatoria pero antes de usar la vía judicial, la Inspección debería haber hablado antes con la familia. Por lo que he visto, las clases de esos niños parecen aulas con mapas, pizarras, libros y cuadernos. Se hubieran dado cuenta de que no existía un abandono, sino una protección bastante garantizada.   

  • GARBIÑE ARRIZABALAGA. Pedagoga asesora de Baikara, Federación de Asociaciones de Madres y Padres de la Escuela Pública Vasca 

«Hay que regular una alternativa que no sirve para todos» 

Educar en casa no es fácil. Requiere unas condiciones y una preparación por parte de los padres. No es una alternativa al alcance de cualquiera. No todos pueden permitirse una posibilidad así. Porque aparte de la disponibilidad horaria, está la necesidad de determinado tipo de conocimientos y el contar con una serie de apoyos didácticos y pedagógicos, que en este momento están cubiertos por el sistema educativo. Las leyes educativas deberían contemplar qué condiciones deben de cumplirse para educar en casa. Es diferente a otras alternativas. Porque cuando se abre un centro educativo, aunque vaya en una línea diferente de la oficial, se requieren una serie de permisos y el sometimiento a determinadas pruebas o exámenes. Pero este caso es diferente, porque son los propios padres los que se instituyen como agente educativo formal».

1. ¿Qué le parece la fórmula de educar en casa?

«No es una tarea sencilla. La fórmula de educar en casa es una posibilidad más, como pueden ser las escuelas alternativas. En estos casos, cuando los niños superan las etapas obligatorias se integran en el sistema reglado, habitualmente sin ningún problema. Pero la cuestión de educar en casa es diferente. Considero que se debe permitir como una alternativa más, pero el sistema debería estar regulado, de manera que se garantice que los niños reciben la atención educativa pertinente.

2. ¿Hay que admitir que existan sistemas educativos diferentes al oficial? 

«Sí. Es una forma de reconocer la pluralidad de la sociedad. Y de canalizar las expectativas educativas de determinados grupos de padres y madres. La Pedagogía es un ámbito muy amplio. Existe una gran variedad de filosofías educativas y no tienen por qué no tener cabida dentro del sistema. Aunque luego necesiten determinados requisitos administrativos. Se trata de garantizar que esos niños no van a sufrir una discriminación que les perjudique en el ámbito de los conocimientos, la socialización o la igualdad de oportunidades».

3. ¿Es el sistema educativo general el mejor de los posibles?

« Lo que tiene de bueno es que, por lo menos sobre el papel, garantiza la educación para todos y sin discriminación. Beneficia además al alumnado con dificultades por cuestiones de origen, personales o sociales. Y garantiza que todos los niños llegan a un punto de partida común para el desarrollo futuro de su vida. Pero desde luego que el sistema puede mejorar en medios, en políticas inclusivas o en el tratamiento de las diversas capacidades».

4. ¿Qué opina de que el caso de la familia de Irun se haya llevado a la vía judicial? 

«Creo que ha habido un problema de procedimiento. No sé cuáles son los cauces y protocolos que deben de llevarse a cabo para regularizar este tipo de situaciones. Opino que hubiera sido más adecuado canalizarlo a través de los servicios sociales. Si hubiera habido un caso de abandono escolar, entonces sí se entendería el recurso a la Justicia. Pero es un caso completamente diferente. Y estas situaciones hay que abordarlas con normalidad y sin escándalo». 

Publicado en el Diario Vasco, 10/11/07