Educación sin salir de casa. Cuando el hogar es también la escuela
El homeschooling es una nueva modalidad de enseñanza que propone que se instruya a los chicos desde pequeños en el ámbito hogareño. La crisis educativa –violencia escolar, paros, problemas edilicios, falta de recursos- hace que cada vez más padres la elijan. Y ya hay una asociación que la promueve. Desde la psicología, advierten que esos jóvenes pueden tener problemas para relacionarse con otros y con su inserción en el mundo real.
Sus tiempos son diferentes. Después de un desayuno cálido en familia, mamá le prende la compu y le pregunta qué quiere aprender hoy: ¿álgebra, geografía o literatura? “Literatura”, contesta, sin dudar, mientras ya empezó a leer de reojo las primeras líneas del libro. Más tarde visitará la biblioteca del barrio como lo hace a diario y se conectará a Internet, para ver si le mandaron el cuestionario de Historia. De este modo transcurre sus días un niño argentino cuyos padres han decidido que se eduque en el hogar, lo que implica no asistir a la escuela.
Porque el homeschooling –con ese nombre nació en los Estados Unidos– se practica en la Argentina cada vez con mayor frecuencia, y las respuestas que lo impulsan son: libertad, seguridad y capacitación. Julio Archet es el presidente de Educación Personalizada, un grupo de padres que se conectan a través de Internet para ayudarse, intercambiar ideas e información. “Los guiamos durante los primeros años y después ellos ya son autogestivos para desarrollar un programa de estudios. Usamos los mismos libros-guía que el sistema educativo, pero lo complementamos con abundante información y ejercicios. Utilizamos enciclopedias y desarrollamos los temas hasta donde entiendan. Son pocas horas pero muy intensas y dirigidas a lo concreto y no repetitivo, explica. Todos los padres que deciden educar a sus hijos en casa están amparados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y por la Ley Federal de Educación. Luego, los chicos pueden rendir exámenes libres y así ingresar a la Universidad.
“No necesitamos de la escuela para educar a nuestros hijos. Si de formación argentina hablamos, hay que recordar la cadena de bochazos al ingreso de las universidades y a los chicos que no saben una tabla de multiplicación. El sistema educativo no nos ofrece mejores posibilidades: no contemplan un ámbito adecuado desde lo edilicio, acústico, luminoso y ni hablar de las herramientas de trabajo y la seguridad”, justifica Archet. Flavia Vegezzi es madre de tres varones desescolarizados, como ella los llama. “Optamos por la educación a distancia y trabajamos por proyectos. Hacen trabajos de investigación, buscan información, la procesan, lo leemos todos juntos, discutimos y les pedimos que hagan informes, resúmenes o monografías. También van a prácticas de deportes, talleres de música o arte, de acuerdo a los intereses de cada uno.” Bajo este sistema y el uso indiscriminado de las bibliotecas barriales y de Internet, los chicos aprenden y alcanzan niveles muchas veces superiores, por manejar otros tiempos e intereses. También pareciera ser indispensables un nivel cultural alto por parte de los padres y, en algunos casos, un buen pasar económico. Por eso, cuando surge la pregunta fundamental: “¿Qué se requiere para educarlos en casa?”, Isabel Ferreira, madre de dos nenas y un varón que no asisten a la escuela, explica: “Nosotros no somos docentes, ni pretendemos serlo. No planificamos lo que nuestros hijos deben aprender. Estamos al servicio de sus intereses, respondemos a sus inquietudes al tiempo que surgen. En cuanto a la socialización, Archet cuenta: “Ellos no están todo el día metidos en casa. Tienen amigos, no muchos, los que ellos deciden. Son fieles, sencillos, proyectan paz interior, y están seguros de sí mismos”.
“Están más limitados a la hora de vincularse”
La licenciada Alejandra Marroquín es psicopedagoga y psicoanalista, coordinadora docente y supervisora del Equipo de Psicopedagogía del Centro Dos. Fundamenta que “ir a la escuela es una salida a lo familiar que es vital para cada persona. La escuela tiene una función no solamente de educar, sino también la de propiciar nuevos vínculos con otros referentes que no sean los familiares. Lo que tiene de fundamental es la socialización con nuevos referentes maestros y referentes pares, los que enriquecen el aprendizaje. Un chico que no tiene acceso al colegio está más limitado en sus vínculos. Un niño que aprende en la casa (un sistema que aunque parezca nuevo es antiquísimo ya que se asemeja mucho a cuando se llevaba a una institutriz para que se hiciera cargo de la enseñanza del chico), encuentra obstáculos en su salida al mundo que lo rodea. Pierde el interactuar con otros. Incluso existen casos en los que cuando un chico tiene dificultad en realizar la tarea, es indicación terapéutica que no la haga con los padres, porque con ellos tiene un vínculo de amor distinto al que puede crear con un docente. Un padre tiene que habilitar que el chico tenga un lazo con el maestro. Por eso, en este marco en el que muchos eligen educarlos en casa por miedo a la ola de violencia escolar y a la inseguridad, habría que pensar qué está pasando a nivel educativo para que exista esta modalidad. Hay que repensar ciertas cuestiones como qué hacemos con ciertos excesos de violencia que existen en nuestra sociedad y cómo debemos encararlo en la escuela.”Domingo 21 de Octubre de 2007Año II Nº 0201Buenos Aires, Argentina Diario Perfil
1 comentario
Julio Archet -
Por Julio Archet.
No es intencional volver sobre el tema. Simplemente es la consecuencia de los comentarios que varios lectores del semanario gentilmente me hicieron llegar sumamente interesados por esta (para muchos) "locura" de no mandar a nuestros hijos a la escuela. Entre adeptos y críticos acérrimos, el debate ya está en marcha. Es fundamental instalar el tema en la opinión pública, así que aquí van más datos sobre la escuela en casa.
Si de detractores se trata, les diré que son variadas las interpretaciones que hacen de nuestra rebeldía social. Para algunos, somos unos irresponsables que quitan a sus hijos la posibilidad de una "socialización". Aún nadie me supo explicar en qué consiste la socialización en un ámbito en el que se entremezclan 40 (y a veces más) intereses dispares a los que se intenta unificar, lamentablemente con un éxito relativo. Para otros, somos unos desubicados sociales que no logran integrarse dentro de los parámetros de la civilidad. Pero para una inmensa mayoría, somos parte de la delantera de un colectivo humano que aún no se animó a tomar la decisión que en casa tomamos, porque "las blancas palomitas" aún siguen siendo la imagen de este sistema educativo al borde de la desesperación didáctica. Y son cada vez más quienes nos interrogan al respecto, poniendo énfasis en su interés por asumir el desafío, preocupados por el nivel y la poca efectividad educativa de la EGB (Enseñanza General Básica).
Para ellos y quienes desde la lectura de este artículo se sientan identificados e inducidos a tomar la decisión de hacerse cargo de la educación de sus hijos, van los siguientes ejemplos de familias que en otras latitudes han asumido tal reto.
Las mellizas Caroline y Jessica Kjellberg estudiaban en una escuela pública de muy buena reputación. Pero según relata Penny, su madre, fueron intimidadas y derivadas a psiquiatras cuando se portaron mal en clase. entonces Penny, que no es ni hippie ni fundamentalista, decidió educarlas en su casa. La elección de Penny es imitada por una creciente cantidad de familias estadounidenses. Según el Departamento de Educación, al menos 850.000 chicos de todo EE.UU. son educados en sus casas. Hace 10 años eran 360.000.
"La escuela en casa es más fácil que hace 10 años, porque ahora es legal y se crearon planes de estudio y herramientas de apoyo", explica Mitchell Stevens, psicólogo especialista en Educación. Y agrega que las últimas tendencias sociales alimentaron el interés por este modelo. Hoy más mujeres abandonan sus carreras para quedarse en casa con sus hijos. Y muchas familias quieren un ritmo de vida menos estresante y más tiempo con los suyos. "Esto podría ser una rebelión de los padres de clase media", opina Stevens. "Nunca pudimos solucionarle a las madres contemporáneas la combinación trabajo/crianza de los hijos".
Julia Attaway tomó la decisión porque su hija leía libros enteros y hacía complejos cálculos antes del jardín de infantes. "Es una nena muy intensa. Era obvio que la escuela no iba a funcionar con ella".
Motivaciones
Según un sondeo hecho en 1999, en EE. UU., la mayoría de los chicos que estudian en casa son de familias blancas en la que están presentes ambos progenitores, hay un solo ingreso y tres o más chicos. Los motivos principales para esta decisión son la perspectiva de una mejor educación (49%), creencias religiosas (38%) y un medio ambiente negativo en las escuelas (26%).
La práctica de estudiar en el hogar es legal en los 50 estados norteamericanos, con diferentes normas. Nueva Jersey, por ejemplo, no exige ninguna supervisión. En Nueva York, en cambio, los padres deben notificar a su distrito escolar, presentar un plan de instrucción, informes trimestrales y evaluaciones anuales.
Para familias de recursos económicos no tan abultados, Internet es la mejor herramienta. "Se puede conseguir un plan de lecciones de lengua, un libro de química y una guía para estudiar Hamlet, y todo por el costo de un abono a Internet", dice Spigel.
¿Qué dice la ley en Argentina?
Apabullado de tantas acusaciones respecto a la irresponsabilidad de nuestra decisión, me propuse buscar antecedentes y me adentré en la Ley Federal de Educación para evaluar el grado de mi falta. Mayúscula y grata sorpresa coronó mi curiosidad.
El TÍTULO I de dicha Ley se refiere a Derechos, obligaciones y garantías de educandos y educadores. El artículo 4 reza textualmente:
Artículo 4 - Las acciones educativas son responsabilidad de la familia, como agente natural y primario de la educación, del Estado Nacional como responsable principal, de las Provincias, los Municipios, la Iglesia Católica, las demás confesiones religiosas oficialmente reconocidas y las Organizaciones Sociales.
Y seguí avanzando.
TÍTULO VIII: Derechos y Deberes de los Miembros de la Comunidad Educativa
Capítulo II: De los Padres
Artículo 44 - Los padres o tutores de los alumnos/as, tienen derecho a:
a) Ser reconocidos como agente natural y primario de la educación.
b) Participar en las actividades de los establecimientos educativos en forma individual o a través de los órganos colegiados representativos de la Comunidad Educativa.
c) Elegir para sus hijos/as, o pupilos/as, la institución educativa cuyo ideario responda a sus convicciones filosóficas, éticas o religiosas.
d) Ser informados en forma periódica acerca de la evolución y evaluación del proceso educativo de sus hijos/as.
Artículo 45 - Los padres o tutores de los alumnos/as, tienen las siguientes obligaciones:
a) Hacer cumplir a sus hijos/as con la Educación General Básica y Obligatoria (artículo 10) o con la Educación Especial (artículo 27).
b) Seguir y apoyar la evolución del proceso educativo de sus hijos/as.
c) Respetar y hacer respetar a sus hijos/as las normas de convivencia de la unidad educativa.