bilbao.Desde muy pronto, Sonia Oprean y su marido, de origen rumano, tomaron la decisión de educar a sus dos hijos en casa. Este es el testimonio de una de las mayores conocedoras del movimiento homeschool en el Estado:
"Yo no soy quien para decir qué es mejor para el hijo de mi vecina, en realidad esta no es la cuestión. Evidentemente, yo veo muchas ventajas en una educación personalizada y no dirigida, como la que practicamos en familia, y que en un colegio convencional es simplemente imposible. Disponemos de más tiempo para estar juntos, la flexibilidad de los horarios es muy amplia, los vínculos afectivos son más estrechos, y los niños pueden fomentar sus cualidades y talentos para llegar a ser ciudadanos íntegros y autónomos.
En general, el aprendizaje es mutuo, y es la continuación de una crianza con cariño y respeto, en confianza, con tiempo para pequeños descubrimientos diarios, en donde los niños no están manejados. Se sienten parte del mundo y de la sociedad que les rodea, en donde los padres aprenden a mejorar su manera de ser y a fijarse en las necesidades de sus hijos, donde el aprendizaje es parte de la vida real, de una necesidad real, donde los niños tienen tiempo para pensar, jugar y para relacionarse con todo tipo de personas de diferentes edades, condiciones, sexos, nacionalidades. En definitiva, se trata de una enseñanza de la vida, la que vivirá como adulto.
Esa es la educación que deseamos para nuestros hijos. Por supuesto, puede ocurrir que, según vayan creciendo, ellos mismos nos pidan ir al colegio -se han visto varios casos- y nosotros los escolarizaremos si ese es su deseo. Si no, seguirán aprendiendo de este modo hasta la universidad, supongo. Este sería nuestro límite como acompañantes.
Aprendizaje conversacional Nosotros estuvimos utilizando durante la mayor parte del tiempo lo que los expertos europeos llaman el aprendizaje conversacional hasta el año pasado, cuando nos planteamos junto con nuestros hijos un aprendizaje más organizado y, en otoño, los matriculamos en un centro a distancia. El aprendizaje conversacional es el que tiene lugar a través de las conversaciones de todo tipo con la familia u otras personas sean adultas o no. Es evidente que un adulto tiene muchas más cosas que enseñar que un niño, pero el aprendizaje se da en ambos casos y en los dos sentidos, cada uno tiene algo que aprender del otro.
Durante los años de infancia -nuestros hijos tienen ahora 14 y 12 años respectivamente- alternamos el método tipo escolar, utilizando material educativo, como los cuadernos de Santillana o Rubio. Pero la mayor parte del tiempo intentábamos dejarles aprender de la vida diaria, de la sociedad, de las actividades cotidianas, ya que veíamos que así asimilaban mucho más rápido los conceptos de todo tipo. Ha sido un modelo pedagógico que nos ha funcionado muy bien, quizá por ser el que más se adaptaba a nuestra familia. Como norma, cada familia tiene un método personal para enseñar porque cada una adapta el proceso de enseñanza-aprendizaje en función de las necesidades educativas de sus hijos.
Evaluaciones flexibles Por eso es muy difícil evaluar a estos niños con métodos escolares convencionales. Se necesita otra manera de evaluar, mucho más flexible. Por dar un ejemplo, nuestros hijos han aprendido español, inglés y rumano, tienen un muy buen nivel hablado y de lecto-escritura en los tres idiomas, sin embargo, con una evaluación hecha al estilo escolar, el rumano no se valoraría en absoluto aunque para los niños haya supuesto un gran esfuerzo aprenderlo a lo largo de los años. Y esto sería una pena.
En general los padres asumen íntegramente la educación y por eso se dan cuenta cuando y en qué campo necesitan ayuda externa. Así, nuestros hijos, como todos los demás, van a clases de música, de idiomas, hacen deporte, van a clases de pintura o danza... La diferencia está en el tiempo dedicado a todo eso. Disponen de más tiempo porque nadie les tiene que decir que interrumpan algo que están haciendo con placer porque es tarde o porque hay que hacer los deberes.
¿Problemas de socialización? En cuanto a la socialización de la que tanto nos hablan es un mito. No vivimos en las cuevas, sino en pueblos y ciudades, tenemos familia, vecinos, amigos. Nuestros hijos salen a patinar o en bici junto con otros niños, son chicos como cualquier otro de su edad. Tienen sus amistades, niños escolarizados o no, y el grado de integración en la sociedad es muy profundo. Ninguno se fija en el tipo de enseñanza que reciben sus amigos porque son sus amigos y punto. Van a los cumpleaños, juegan, se divierten igual que todos los demás niños. La única diferencia es que no aprenden con una señora desconocida, sino con sus padres que les responden y les hacen reflexionar.
Nosotros en concreto no nos hemos sentido criminalizados, nuestro caso quizá es más sencillo. En cuanto nos enteramos de la existencia de esta opción tuvimos claro desde el principio que queríamos educar en casa. Tuvimos la suerte de leer sobre ella antes de que nuestra hija mayor hubiera cumplido los seis años, con lo cual nunca llegó a estar matriculada en el sistema oficial, ni ella, ni el hermano.
Muchas familias sí se sienten criminalizadas, es muy difícil sentirse de otra forma cuando estás perseguido por darle una educación más individualizada a tus hijos, cuando se te acusa de abandono familiar por estar junto a tus hijos durante las veinticuatro horas del día. En general, los menores no se percatan de forma directa del estrés que supone estar denunciado, pero de forma indirecta sí, porque son sus padres los que lo sufren y esto afecta la relación familiar".
sus frases
"El ’homeschool’ es una enseñanza de la vida, de la vida que nuestros hijos vivirán de adultos"
"El problema de la socialización de los niños es un mito, no vivimos en cuevas, sino rodeados de gente"
sonia oprean
Madre que educa en casa |
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